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Left to Die en Argentina: celebrando la leprosis del Death Metal

La banda repasó la etapa más cabeza y machaquera de la legendaria Death

Left to Die llegó por primera vez a la Argentina y no pasó desapercibida. Inaugurando las fechas internacionales de metal del año, la banda precedida por Terry Butler, Rick Rozz, Matt Harvey y Gus Rios se presentó en un Uniclub lleno de leprosos fanáticos del death metal. Con un setlist limitado a «Scream Bloody Gore» y «Leprosy», la banda repasó los clásicos más cabezas y machaqueros de una de las bandas cosmogónicas del Death Metal, Death.

Desde Viento de Poder, tuvimos la gran oportunidad de asistir a tamaña fecha histórica y a continuación te contamos algunos detalles de una noche sin precedentes. 

El purgatorio: un warming up cargado de Death Metal para prender la tarde

Son las siete de la tarde y el calor es realmente agobiante. Aprovecho que las puertas de Uniclub todavía están cerradas, con una cola ya bastante larga de gente que esperaba ingresar, para cruzarme al super de enfrente y tomar algo fresco. Ya siendo las 19.15, se habilita el ingreso con un parva no despreciable de gente en la sala para la hora vespertina. 

La fecha hypea un montón porque, antes de Left to Die, hay dos grandes bandas que hacen al prolegómeno de esta noche histórica. La primera de ellas es Bestial Perception, la banda platense con una propuesta realmente potente y brutal, pero también con la presencia de una tecnicidad encomiable que la hace una banda realmente singular en su sonido. Largan su setlist alrededor de las 19.30, un contrasentido para el sonido bestial —permítaseme la tautología— que nos tenían preparados. Con una “Intro” apoteósica que vaticinaba todo lo ominoso, arrancan la masacre con el primer tema, “Ataraxy”, el segundo contrasentido de la noche, ya que, lejos de logar la imperturbabilidad y la pacificación que preconiza este concepto ateniense, el escenario parecía gravitar en una estado de brutalidad, caos y headbaning (tal vez, acaso, nuestro singular estado de felicidad). 

Con ese pulso destructivo continuó su show. Un repertorio de 10 canciones, repasaron su producción más reciente, «Pareidolik», con temas como “Panoptik” “Akerbeltz”, “Regurgitating Human Flesh”, “Synchrotron” “Monolith” para cerrar un primer prolegómeno excepcional y “Akerbeltz” para cerrar la primera parte, prender fuego el salón y catalizar la manija de los presentes. 

Una energía corrosiva: técnica, abyección y virtuosismo

La segunda y última banda antes de Left to Die fue Corrossive, que aparece en el escenario a las 20.30. Debo confesar que era la primera vez que lo escuchaba, tal vez demasiado tardíamente, pero fue suficiente para darme cuenta de que estaba frente una gran banda. Un verdadero martillazo de brutal Death Metal en la cabeza, con algunos intervalos técnicos y cambios alevosos de ritmo que demostraban, con sobrada soberbia, cómo se hace una buena banda de Death en Argentina. Una propuesta realmente superlativa.

Left to Die - Corrosive

La banda mantuvo esta intensidad alevosa de potencia durante todo su set, culminando el éxtasis colectivo con “Dead Inside”. Antes de despedirse, el bajista y vocalista, Emmanuel Di Giacomo, tira el chivo de su próxima fecha el 14 de febrero, el día de los enamorados. “Vengan a besarse con Death Metal”. Lindo plan.

A los leprosos del mundo…

Todo iba viento en popa. El calor, a esta altura, empezaba a morigerar un poco, a pesar de que el salón ya estaba bastante lleno de gente. Después de tremenda performance que nos dieron las dos bandas precedentes, todo estaba listo para rememorar y conmover esas fibras sensibles de la nostalgia con los temas más zabecas de los albores de la mejor banda de Death Metal del mundo y origen de toda esa magia, Death. Como si esto fuera poco, tendríamos al frente a dos históricos como efectivamente lo son Rick Rozz en viola y Terry Butler. Los alquimistas directos de «Scream Bloody Gore» y «Leprosy», además, miembros originarios y actuales de Massacre (y de Obituary en el caso de Terry). Lacónicamente, dos verdaderos y auténticos pesados de la escena y la historia del metal extremo a escala internacional. 

A eso de las 21.30 finalmente sale la banda que todos esperábamos, Left to Die. Todos, o al menos muchos de nosotros, sabíamos que largarían con el tema homónimo «Leprosy», pero sinceramente eso no le restó siquiera ni un ápice de emoción y sorpresa al tema, que generó una explosión inmediata en el público, que se amalgamó enseguida al riff con el habitual «ohhh… ohh… ohhh…».

Todo se mezclaba en una rara sensación de sincretismos entre brutalidad, nostalgia, frenesí y potencia. Toda esta sensación increíble de saberse en un show histórico y tan íntimo (esa intimidad que genera la cercanía y la inmediatez de Uniclub) arreció al máximo con los temazos que siguieron, a saber, «Born Dead», «Infernal Death», «Forgotten Past» y el alevoso «Open Casket», que elevó al máximo la intensidad manija del circle pit en el centro del salón.

Todos, y era ciertamente muy notable, estábamos pasadísimos de emociones. Y esta era tan sólo la primera parte del show.

La etapa más zabeca y malaleche de Death: menos virtuosismo y más violencia

A esta altura todos estábamos entregados al puro disfrute de la magia que genera la música, con un verdadero periplo al tiempo precedente, una regresión al pasado cuando todos éramos adolescentes y escuchamos el «Leprosy» por primera vez en cassette y cambiar el sensorium de nuestras vida y del mundo para siempre.

Al terminar este tema, Matt Harvey, quien se puso la 10 para comandar y avivar la noche frente a la adustez y la sobriedad de Rick y Terry (aunque sin dejar de darlo todo y de ser cálidos con el público cuando, por ejemplo, alguien se subía al escenario para el mosh), comienza a arengar “¡Chuck, Chuck, Chuck!”. Al unísono y con una potencia divina (porque Chuck Schuldiner es Dios), todo Uniclub vitoreaba “¡Chuck, Chuck, Chuck!”.

Matt anuncia el último tema. «This is the last one», sintagma que inmediatamente es replicado por el público con un contundente “No”, como una masa de leprosos que, agonizante, exclama y ruega que no le retiren su dosis de morfina. Haciendo caso omiso, comienzan a tocar el tema homónimo «Left to die», dejando en claro que llevan con orgullo, profesionalismo y muchísima mística la impronta más machaquera de Death al mundo.

Tres caricias más para la horda zombi

Sin embargo, tras una breve mise en scène en la cual hacen de cuenta de que se retiran y tras algunas arengas que impulsó Matt, habría tiempo para el cenit más malaleche y alevoso de la noche con «Zombie Ritual». Ya con la intro del tema la horda zombi implosionó de emoción, coreando el inicio de la canción. Yo creo que con tamaño epílogo estábamos todos satisfechos, pero cuando menos lo esperábamos arranca el riff de «Pull the Plug», que elevó el mosh a escalas de violencia sin precedentes. Casi de manera hilvanada, y con sorpresa estupefacta, comenzamos a escuchar el cromatismo introductorio de uno de los clásicos del Scream…, nada menos que “Evil Dead”, para coronar de manera épica y espectacular una noche que, sin dudas, quedará grabada para la posteridad de nuestra estructura de sentimientos.

Agradecemos la deferencia y la amabilidad de Hersey Metal Media y NGD Press que nos dio la posibilidad de asistir a la cobertura de tamaña fecha histórica, gesto este que viene siendo una constante de su parte. A la vez, felicitar una vez más por una verdadera apuesta a la escena del metal en nuestro país.

Crónica: Nicolás Alabarces
Fotografía: Facundo Rodriguez

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Nicolas Alabarces

Nicolas Alabarces

Licenciado en Letras (UNC) y actualmente becario CONACYT en Filosofía Política por la Universidad Autónoma de México (Xochimilco). Tomado completamente por las cadencias malaleche, escucha Metal desde chico, cuando un amigo le pasó un cassette con canciones de Maiden, Hermética, Slayer, Metallica y Sepultura.-

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