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Esta vez, te lo dedico a vos: CTM homenajeó Almafuerte

Crónica de una noche de hermandad y Metal vivida el pasado 24 de Octubre

Cae la tarde en la lluviosa Buenos Aires, como si el mismo clima se prestara para la ocasión o en un giro de la historia misma. Tal vez el agua de lluvia haría que pasen desapercibidas las lágrimas de los rudos metaleros que esperaban pacientes fuera del Teatro Flores por el show de CTM. Se cumplía el primer aniversario de la muerte del padre del Heavy Metal argentino, Ricardo Horacio Iorio, y meses antes, quien fuera su compañero de banda (y de aventuras, como él lo llamara) Claudio “Tano” Marciello, anunciaba una fecha homenaje a su legado en la música, la banda, y también al ex baterista: Bin Valencia.

Como era de esperarse, las entradas rápidamente se agotaron, lo que hizo que se tomara la decisión de agregar 2 fechas más. Una el domingo 27 de octubre y la otra en diciembre, ya en otro recinto conocido por la comunidad del metal, el Malvinas Argentinas.  Pero en esta oportunidad, hablaremos de lo vivido en la primera noche, la del aniversario, el debut, y las emociones a flor de piel. 

Amigo fundido estoy con vos

Las afueras del Teatro se encontraban repletas de generaciones en comunidad. Esperaban por el ingreso al Teatro, a pesar de que las puertas se habían dado puntualmente a las 19hs. Conversando entre ellos, compartiendo unas cervezas juntos, en medio de mil anécdotas, tenían un símbolo en común: remeras con la cara de Iorio, Almafuerte y Hermética. Como si todos se hubieran puesto de acuerdo para la ocasión.

Ya estando dentro del recinto, se podía sentir en el aire mismo, una mezcla de emociones que poblaban el lugar. Nostalgia, alegría por estar entre amigos, pero también la angustia por los ausentes. Distintas generaciones se mezclaban entre la multitud, acompañándose en el sentimiento de pertenencia y hermandad que era el que claramente predominaba. Aguardaban el inicio de lo que seguramente sería una noche para el recuerdo. 

Cumpliendo un sueño de niño estoy, cantando en nombre de Ricardo Iorio

Pasan las 20.30hs y las luces comienzan a apagarse, y la adrenalina ya puede sentirse flotar en el aire. En un Teatro que estaba completamente repleto para ese momento, la gente se acompaña con cánticos y aplausos hasta que se corre el telón. Comienzan los gritos y las lágrimas, un hecho que normalmente no se suele ver en este ambiente. Era algo que se repetía en las caras de los asistentes de todas las edades y géneros. 

Sobre la pantalla, se proyecta la imagen de la formación completa de Almafuerte, mientras la banda espera pacientemente al costado del escenario. Los gritos ensordecedores de la multitud se mezclan con los aplausos. Aparece la bandera argentina flameando. En ese instante Melina Marciello, baterista de CTM y también hija del Tano, toma posesión de la batería y saluda al público. Inmediatamente el resto de la banda con el Tano Marciello a la cabeza y tras saludar, inician el show con los primeros acordes de “Dijo el Droguero al Drogador”. Siguieron «1999» y «Triunfo».

Yo tengo amigos en el más allá

Se disfrutan los primeros 3 temas, y el Tano pide una pequeña pausa para encontrarse con su público, y agradecer antes de continuar con la lista. “Bienvenidos a esta conmemoración hacia Almafuerte, para reencontrarnos con nuestros amigos Bin Valencia y Ricardo Iorio…” comienza, mientras los coros de agradecimiento invaden el lugar. “Ustedes se emocionan, pero no se puede estar….tranquilo acá”. Su voz se quiebra y el Teatro se viene abajo, como si miles de almas intentaran alcanzar a ese compañero que se quiebra al recordar a sus amigos que ya no están. Tras unos segundos para respirar, termina la bienvenida y da paso al siguiente tema: “Así que, aguante… Aguante Bonavena”. Los primeros acordes del tema que lleva por nombre al icónico  boxeador argentino llenan el Teatro.

Soñando siempre la mejor canción

La lista continúa haciendo un repaso por toda la discografía de quien fuera una de las bandas más importantes que supo tener nuestra cultura. Siguieron «Orgullo argentino», «Todo es en vano, si no hay amor», «De la escuelita» y «Trillando la fina». Con un público insaciable, alternando entre los abrazos entre extraños envueltos en llantos y los saltos abrazados gritando hasta desgarrarse la voz. “Esta es la luz de Cristo, yo la haré brillar…” se escucha resonando en todo Flores. Un pequeño fragmento de una canción que era casi un ritual entre Ricardo y su gente en los shows. 

CTM se mantiene completamente afilada y sincronizada, con una notable actuación del guitarrista Giuliano Noé. Encontrándose con cada riff de manera precisa, e interactuando con Marciello, en lo que casi parecía una conversación sin hablarse. Leo Radaelli en el bajo, tomó la posta en la voz de algunos temas, sorprendiendo al público por la similitud en los tonos, la fuerza y hasta la impronta en los graves. No solo de su instrumento, sino del mismo Iorio. Quien marca las bases y los tempos de la batería es Melina, quien hasta parecía sincronizada con un reloj, con una potencia tal que sólo disminuía para dirigirle una sonrisa a su padre en cuanto tenía la oportunidad.

Por ser quien no olvida y no ha de olvidar

 El Tano por su parte, brillaba con la luz de no solo quien fue parte de la historia del metal en Argentina, sino también con la fuerza de todos los presentes que no dejaban de acompañarlo vitoreando su nombre y haciéndole sentir la hermandad metalera, cuya existencia sólo algunos pocos bendecidos conocen. “Cambiar la guitarra cada 3 temas está bueno porque no hay que estar pendiente de la gilada esta que está acá y yo que no veo nada” dice mientras hace señas al equipamiento y a las listas que vuelan cada determinada cantidad de temas. 

La noche avanza y los llantos de los presentes comenzaban a cesar hasta que Marciello, en medio de un cambio de guitarra exclama a la multitud: “Saben que acostumbran pedir 10 minutos de silencio… Pero por estas dos personas quiero pedirles 10 minutos de aplauso” e inmediatamente el Teatro completo se compenetra en un aplauso eterno, al unísono entre todos los presentes. En el impasse del show musical acompañan el juego de luces y pantallas, que van alternando entre las filmaciones de los presentes, con imágenes de la banda y algunas acompañando la escenografía, con un guiño a uno de los más grandes discos de Almafuerte: “Toro y Pampa”

Una canción para animarte

 El Tano agrega un condimento especial a la noche, que es la mención a la hija de Ricardo, Daiana, que cumple años el mismo día que se recuerda la partida de este plano de su padre. “Quiero que todos acá le mandemos un abrazo grande a Daiana, que anda por acá”. Y si, ella estaba ahí, camuflada entre la multitud, con su esposo y sus dos hijos, uno de ellos con el corte de pelo característico de su abuelo, y saltando en brazos de su papá en varios de sus temas. Toda la familia en silencio observaba desde el primer piso del Teatro, la ovación de todos aquellos presentes, que también un poco se sienten familia, por esa sensación de paternidad que Ricardo impartía en tantos de sus seguidores. 

Ya con medio show adentro, CTM se prepara para tocar algunos temas más solo con la guitarra acústica. “Para honrar a este escritor, la cantan?” comenta, guitarra en mano, pidiendo la colaboración de la gente. “Me gusta cantar, me gusta gritar, yo nací medio rockero, pero para ponerme medio telúrico, no me sale. Estaba el amigo para eso”. Finaliza e inmediatamente da dos pasos hacia atrás y se sienta cómodamente en una silla solo frente a su gente, que lo acompaña y no le suelta la mano. Sonaron de esta manera «Sopla el Pampero» y «Zamba de Resurrección».  

Unas estrofas más….

Con el momento acústico y emotivo llegando a su final, la banda completa se une al Tano en el escenario. Pero es él mismo quien sale corriendo a conversar algo fuera de la vista de la gente, vuelve a los minutos y proclama “tendríamos que seguir la lista, pero ahora me dieron ganas de tocar más temas, así que ahora tenemos que hacer una reunión”. Se funde en un abrazo hermano con sus compañeros de banda mientras deciden cómo continuar con el show, el público al parecer no era el único que estaba completamente encendido.

Deciden agregar 4 temas más y la gente se enloquece. Salta, corea y vibra con cada nota, cada estrofa. Algunos dirán que no hay acto de amor y hermandad más grande. Entre los 31 temas que sonaron en la noche, «Se Vos», «Desencuentro», «Debes Saberlo», «Convide Rutero», «El Pibe Tigre» y «Patria al Hombro» fueron algunos de los tantos clásicos. Para el cierre, se guardaron «Pensando en llegar», «Almafuerte» y «A vos amigo».

Como se lleva mi voz, para que guarde quien siente

Ya no quedan palabras por decir, ni sentimientos que expresar más que los que se llevó el final de la noche. Con los temas que se consagraron y marcaron su historia como “Toro y Pampa” y el cierre con “Almafuerte” y «A vos amigo», el público le brindó a CTM (y viceversa) hasta la última gota de sudor y sangre que quedaba, en plena comunión y compañerismo, para darle un broche de oro a una noche que sin dudas, quedará marcada en la memoria no sólo de los presentes como contemporáneos y completamente entendidos de la obra de Almafuerte y sus letras, sino de las próximas generaciones, que comienzan a trazar el camino de lo que vendrá, y que vivieron junto a sus familias, la más grande muestra de hermandad que podían presenciar.

“Es mía la suerte de poder cantar esto que mando. Agradecido a vos, arquetipo del nunca aflojar, leal y gamba”, frase hecha carne, que jamás será olvidada, porque como todo legado, permanecerá viva por siempre.

Crónica y fotografía: María Belén Bautista

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Redacción

Esta nota fue redactada en colaboración por varios miembros de este medio.

2 comentarios en «Esta vez, te lo dedico a vos: CTM homenajeó Almafuerte»

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