La verdad sobre las bandas tributo
Hace poco tuve la oportunidad de entrevistar a una banda tributo y, entre algunos pensamientos y lecturas que encontraba en los comentarios de Facebook sobre esa nota, se me ocurrió discernir sobre este tipo de bandas. Esos comentarios señalaban que estos grupos que homenajean a otras grandes bandas ya estaban de más. Y por otro lado, yo mismo me pregunto si, hacer esos cuestionamientos tiene sentido. El foco estaba en la falta de originalidad. Es decir, que estos tributos tocan la música de otros y no tienen la capacidad de crear algo nuevo ¿Eso es tan así?
Los músicos de las bandas tributo y su capacidad para crear
El señalamiento de que aquellos artistas que tocan en los tributos no tienen una capacidad de crear música nueva me parece, por lo mínimo, cuestionable. Los músicos y las músicas que participan en este tipo de agrupaciones, por lo general, tienen otros proyectos propios. En esos proyectos, son bandas que componen sus propias canciones. Y eso es una constante que no sólo sucede con las agrupaciones que homenajean a otras grandes. En el mundo del sesionismo, eso pasa habitualmente. De hecho, los sesionistas que trabajan para artistas reconocidos (caso de Fito Paez, Luis Miguel, Serrat o artistas del Metal cómo Ripper Owens, Tarja Turunen o King Diamond) tienen sus proyectos aparte. Un ejemplo claro de esto es el guitarrista español David Palau, qué sesionó para los artistas más reconocidos de España y tiene una banda propia de Hard Rock llamada Güru.
Eso también pasa con los músicos que participan en las bandas tributo. Tales artistas tienen otros proyectos en dónde componen su propia música. Entonces ese punto de que no crean algo nuevo es totalmente falso. De hecho, ellos mismos forman, muchas veces, parte del mundo sesionista. Lo que sucede puede ser otra cosa. Pero la cuestión es que, antes de hacer un juicio previo debemos ver las múltiples aristas sobre lo que queremos poner en tela de juicio. En el caso de los tributos pasa eso, tal vez sucede que sólo vemos al grupo tributo como un ente en sí y no observamos lo que sucede con quienes lo componen. De la misma manera en como no conocemos, la mayoría de las veces, la cara de estos sesionistas y lo que pueden realizar fuera de ese trabajo particular.
El mundo de los tributos
En este medio, ya se escribió un artículo sobre el auge de las bandas tributo. Allí se especificaba, a grandes rasgos, que ese éxito se sustenta ya que hay un nicho que lo consume. Es una salida laboral que permite a esos músicos seguir subsistiendo. Y eso, además, les ha permitido profesionalizarse. Esto se da porque, al estar esa posibilidad de trabajo, los artistas tratan de buscar métodos de cómo deben sonar y eso los sumerge en un estudio musical. Obviamente, no reemplazan a los originales, pero nos hace disfrutar una experiencia en vivo de aquellas canciones que tanto escuchamos y amamos.
Ahí se desprenden otras de estas aristas. Porque, muchas veces sucede que nos quedamos con la música que consideramos mainstream y dejamos de lado lo que esos artistas pueden crear. Y eso es algo que sucede en general. Y es ahí donde vuelvo cuestionar el señalamiento de que si ellos tienen la capacidad de crear. Yo me preguntaría si tenemos la capacidad de escuchar eso nuevo que sí están creando.
Allí también entra una lógica de mercado. Es decir, en como la industria condiciona las formas de producir arte y como la misma las reproduce y pone en circulación. Y es allí en donde muchos de estos artistas pasan a formar más de un mundo “under” o, sus proyectos originales pasan a ser parte de eso. Creo que este tópico puede desarrollarse muchísimo más. Nada en este mundo es a priori, y creo que allí cabe preguntarnos si esta lógica de las industrias nos permiten escuchar a estos músicos.
La verdad sobre las bandas tributo
Hago un mea culpa sobre que el título es un poco capcioso. Pero, nobleza obliga, digo que me sirve como un disparador y me permite cuestionar sobre estas adcripciones que muchas veces hacemos por sentido común. Y “sentido común” entendido como un concepto sociológico en dónde nos hace pensar que hay una verdad sobre las cosas, y en realidad es una construcción subjetiva y social. En todo caso, es para discutir esta idea de que si las bandas tributo no tienen capacidad de crear música nueva. Si hay una verdad, en realidad son varias. Y tienen que ver con todas estas aristas que he ido señalando y muchas otras que seguramente quedan afuera. Pero rotundamente, que los artistas de los tributos no pueden hacer nueva música es totalmente falso.
Creo que esta es otra manera de apreciar esa música con la que hemos ido creciendo. En lo particular, a mí se me hace similar a los músicos de escuela clásica que reproducen las majestuosas obras de Chopin, Beethoven o Mozart. Nadie los cuestiona por hacer música de otros. Obviamente, ya esos artistas han pasado a mejor vida. Pero ¿qué sucedería de acá a cien años? ¿Habría bandas que tocarían canciones como las de Metallica, Iron Maiden o Black Sabbath cómo música clásica? Y ¿Por qué no disfrutarla ahora?
Fotografías: Florencia Nozetto