SepticFlesh conmovió los cimientos de El Teatrito

Una tragedia griega del Death Metal

La ira griega del Death Metal melódico se hizo presente con los helénicos de SepticFlesh días atrás en El Teatrito. Fue en el marco de su gira “Modern Primitive Latin American Tour 2023”. Se trató de un show que dejó mucho por contar y analizar. Desde Vientos de Poder, te contamos algunos detalles de esa noche espectacular, atiborrada de Death Metal y horror cósmico lovecraftiano.

De la paideia al Death Metal

Hay momentos donde el tiempo se detiene. No me refiero a un freno del paso del tiempo, sino a una suspensión de la temporalidad, una experiencia donde todo sigue su curso, pero uno, al contrario, experimenta que todo se detiene en un intersticio temporal. Esto es algo que el propio Aristóteles trabaja en su Poética al reflexionar sobre el paso del tiempo en la tragedia griega, agregando que dicha experiencia de la suspensión es como el relámpago de la ira divina, una luminiscencia repentina que ciega el curso de las cosas ordinarias del mundo para poner de relieve el ojo de Zeus en aquello que resulta relevante. 

Todo este pre-texto es para tratar de relatar lo que me pasaba en el momento en que llego a mi casa del laburo y empiezo a prepararme para volver a salir para la fecha de SepticFlesh. Mientras el mundo, allá afuera, seguía su curso cotidiano (los transeúntes acelerados, los abusivos bocinazos de un comienzo de semana en la ciudad, el murmullo de las charlas anónimas y anodinas de la gente), un punto ínfimo de la temporalidad se comenzaba a concentrar en la calle Sarmiento, donde un grupo no exiguo de personas se congregaba para ser los primeros en ingresar.

Es la segunda ocasión en que SepticFlesh se presenta en Argentina. La primera vez, pese a un deseo flagrante de querer presenciar su concierto, no pude asistir por las desavenencias geográficas y económicas de ese momento. No iba a perder esta oportunidad. Todo estaba listo. Citando un conocido sintagma filosófico de otro par helénico, “A veces algún dios pone todas las cosas en su lugar”, dice Parménides.

SepticFlesh es una banda que no sólo agota propuesta artística en lo musical; por el contrario, se trata de máquina enorme de universos estéticos que conjuga literatura sci-fi y de terror, pos y transhumanismo y, por supuesto, toda la tradición helénica de la filosofía occidental griega. Debe ser como algo natural, como para cualquier coterráneo que haya nacido en tierras atenienses. Viene casi por defecto. 

Me perdonarán la insistencia, pero para alguien que ha estudiado filosofía y que se ceba con las cadencias malaleche del metal como quien escribe presenciar a SepticFlesh es casi un acontecimiento sin precedentes. Máxime por la cantidad de referencias y puntos de contacto que hay con las composiciones de las letras de la banda y la literatura sci-fi y la filosofía griega. Es, en suma, una verdadera banda de death metal que tiene algo no todas revisten. Una singularidad. Un rasgo distintivo único, a saber: una verdadera fuente de saber. Una paideia. Una pedagogía. En una palabra, una verdadera propuesta de conocimiento de y sobre el mundo. 

Y estamos a punto de ver toda esa potente máquina estética en vivo, que no es poco. 

Una entradita en calor

El primer turno de esta noche increíble lo inaugura Dosel, la banda de La Plata que se caracteriza por un sonido violento y que no ha menguado en brutalidad desde su primera formación en 2016 hasta el desarrollo presente con sus integrantes actuales. Y a las pruebas me remito: con Javier en las voces, Maxi en la viola, Wyllly Medina en batería y Martín en bajo, la banda de cabo a rabo fue un despliegue brutal de death metal. Casi sin pausas y sin excursus, a pura aceleración y machaque alevoso, Dosel metió 7 temas en media hora, desde las 19.30, hora en que salió al escenario, hasta las 20. Concluye con “Destierro numens” y, casi al hilo,”En las sombras”, demostrando, de manera implacable, cómo hacer cabecear las semblantes de los que estábamos ahí. 

El siguiente turno es de los locales In element. Es un proyecto que hace las veces de melodic Death Metal con alternancias de pasajes con fuertes reminiscencias al metalcore. Con sus orígenes en albores del año 2003, la banda ha sabido desarrollar y cultivar una impronta propia, que le ha dado el éxito y el alcance del que hoy gozan. 20 años no son nada, dice Gardel, pero sí da cuenta de una gran experiencia que invita a ciertas bondades del goce. Porque lo que se ve es eso: una soltura de parte de los integrantes que no sólo pone de relieve un profesionalismo ciertamente muy sofisticado (el que te da años de trayectoria y una dedicación de trabajo denodado), sino puro goce y disfrute arriba del escenario. 

Los cuatro cubiertos con máscaras, irrumpen a las ocho y cuarto con una potencia y energía avasallantes. “I will break your neck”, dice uno de los temas con los que abren. Y así fue, efectivamente, porque el headbanging arreciaba en el público. Encima de ellos, una pantalla proyectaba animaciones y los videos oficiales, respectivamente, de las canciones que interpretaban. En su tercer tema de la noche, “In the Air 2nite”, una suerte de balada porno con disrupciones de metalcore, el público obedece a la provocación del frontman de la banda, Charlie, que invitaba al agite y el desmadre. 

El siguiente tema es “Haze”. “Mi tema favorito”, revelará Charlie, quien, no bien empiezan a tocar el tema, le imprime una energía implacable a su voz, transmitiendo todas sus emociones. No faltó el interregno en que comenzaron a arrojar remeras de la banda al público, sin escatime, porque fueron como cuatro o cinco. 

Luego de tres interpretaciones más, Charlie recuerda a Ricardo Iorio para presentar su último tema, reproduciendo alguno de sus aforismos (la leyenda ya está consumada): “Todo lo que genere conciencia va a ser censurado”, dice. A lo que le siguió una emotiva alocución en inglés que hablaba sobre el valor del compañerismo, la solidaridad y el amor por sobre las miserias del mundo. Un prolegómeno perfecto para cerrar con un poderosísimo “Fear is the virus”.

¡Primum death metal, deinde philosophari!

Primero el death metal para el alma, después la filosofía. Ese podría ser el sintagma que define a una banda con la trayectoria, la envergadura, la calidad musical y la riqueza estética de SepticFlesh. 

Son casi las nueve y cuarto de la noche. Todas las luces están apagadas y, entre los gritos ansiosos y los vítores del público, larga la intro. Una melodía que anunciaba, ominosa, el éxodo de la banda. Las figuras simétricas al costado del escenario, una suerte de Atlas transhumanista acelerado por sofisticaciones de la tecnología, le dan al atmósfera un halo de misterio y horror vacui al ya penumbroso ambiente. Es la imagen que le da fuerza y razón de ser a su undécimo y último trabajo, Modern Primitive. Se trata de un disco que, al menos para quien escribe, tiene varios puntos de contacto con su precedente Codex Omega, donde el pulso pesado de Death Metal, melodías helénicas autóctonas y componentes de épica vinculada al horror son la constante que define su organización estética. 

La banda sale casi al unísono, con los semblantes soberbios, y enseguida comienza a sonar “Portrait of a headless man”. Mientras, los gritos exultantes del público todavía se abigarraban con los sonidos de los instrumentos. 

Cuando el silencio regresa al escenario, Sotiris Vayenas, bajista y frontman natural de la banda, comienza una cuenta regresiva de 3, 2, 1. “Pyramid God” arranca potente, con una oleada de headbangers que acompañaban el riff con el arqueo de sus cuellos. La noche es espectacular, en el sentido más literal de la palabra. Todo transcurre a la vez que la música se hace goce y disfrutamos (por primera vez para quien escribe y quienes no lo pudieron ver antes) una banda increíble en la escena del Metal extremo a escala de sistema-mundo.

Hasta ese momento, todo era frenesí de nuestra parte. Un público ciertamente extasiado por la calidad que nos estaba brindando SepticFlesh y exaltado por la potencia que desplegaba desde el escenario. Nobleza obliga, se sobreponía flagrantemente la prolijidad con que la banda interpretaba sus canciones. Casi como si fuera un disco de estudio, sin que eso hiciera menguar siquiera un ápice de pesadez de su presentación ahora en directo. 

El siguiente tema fue “Neuromancer”, haciendo honor a sus componentes literarios noir de sci-fi, a puro macahque y riff entrecortados con excursus de folk helénico. La banda aprovechaba la ocasión para presentar, de este modo, Modern Primitive

El frenesí del público escaló a su punto álgido con el tema que le sucedió, a saber: “The Vampire from Nazareth”. Las cadencias oscuras se hacían una sola cosa inconsútil con la gente que, desde abajo, se entregaba a los brazos del hijo coronado con espinas, pero esta vez en clave oscura: “We offer the sun!”, se vitoreaba con tesón. 

Siguieron con otro tema de su último trabajo “Hierophant” (también lo harían con “Desert Throne” y “The Collector”). Luego no faltaron clásicos como “Martyr”, referencias al universo mitológico griego con “Prometheus” y los infaltables “Communion” y “Persepolis” de su disco homónimo.

Los últimos dos temas fueron perfectos para culminar con una noche sin precedentes en la historia del death metal melódico de nuestro país: “Anubis” y “Dark art”. 

El horror cósmico lovecraftiano, una impronta de SepticFlesh, se respiraba en el aire. El ciclo temporal aristotélico, la tragedia griega del death metal griego, estaban consumados. El corifeo de los cuervos repliega su ulular para volver al silencio oscuro. Una vez afuera, el sentimiento de extrañeza todavía persistía. Lo cotidiano y regular se volvió, de pronto, desconocido e incomprensible. 

Agradecemos la deferencia de IDL Entertainment, quien nos brindó el privilegio de asistir a tamaño evento, sin el cual esto no hubiera sido posible.

Crónica: Nico Alabarces
Fotografías: Sabbra Cadabra

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Nicolas Alabarces

Licenciado en Letras (UNC) y actualmente becario CONACYT en Filosofía Política por la Universidad Autónoma de México (Xochimilco). Tomado completamente por las cadencias malaleche, escucha Metal desde chico, cuando un amigo le pasó un cassette con canciones de Maiden, Hermética, Slayer, Metallica y Sepultura.-

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