Bajo el sol metálico: el día uno del Furia Metal Fest
Tras otra edición del rápidamente consagrado Furia Metal Fest, te contamos como se vivió el día uno del evento de metal más grande del país
La incertidumbre era total. El clima estaba pesado como el osmio. Las nubes no permitían ver el sol a lo largo de una semana que amenazaba un temporal absoluto. Sin embargo, la cuenta regresiva continuaba y no abríamos el paraguas. Y eso amenazaba, al igual que el año pasado, al itinerario del Furia Metal Fest. Sin embargo, el metal se antepuso como siempre, y tras un considerable inicio de tormenta el día viernes, el primer día de la cuarta edición del festival metálico tuvo como salvador a Hyperion. Tras un largo viaje (mucho menor al de muchos de los asistentes), Vientos de Poder llegó en medio de una grilla ya empezada que andaba partiendo cabezas desde las 13 horas.
Y así comenzaba nuestra jornada. El clima era ameno, corría algo de viento y se estaba bien. Los metaleros, dispersos, recorrían pequeños stands, limitados en número pero con una variedad interesante dentro de lo que ofrecían. La parrilla no paraba un segundo, la birra siempre la servían helada y el fernet en vasos del festival, reutilizables.



Furia y caos diurno
Las primeras estridencias que me llegaron al oído fueron las de Bolo, que subían al escenario «Caos» mientras los metálicos se plantaban en los primeros pogos y rondas que iba a presenciar. El sonido, como un imán, comenzaba a acercar a aquellos que estaban alejados del sector, pegandolos a la valla o haciendolos headbangear bajo la luz del sol.



La particularidad: el pit era césped con parche de barro, y muchos asistentes, directamente, iban descalzos. Sin pisarse, sin golpearse, y con el respeto que nos caracteriza a nosotros como público, comenzaba una oleada imparable de shows que se extendería hasta la madrugada. Mientras la banda daba su show de masomenos media hora, Spontaneous Combustion se preparaba en el escenario «Furia». Provenientes de las tierras del fin del mundo (Tierra del Fuego para los estudiosos), exponentes del under más alejado del país, y sin embargo, una de las presentaciones más pesadas de la jornada. En mi opinión, una figurita que, si estuviera más próxima al epicentro de la actividad metálica del país, veríamos seguido en varias fechas extremas con un merecido lugar consolidado.



Siguió Alpha, de Uruguay. Aquí el sol comenzaba a bajar, y por supuesto, a picar un poco más. No obstante, el aguante se mantenía. Con la sombra dominando el Campo Deportivo y Municipal de Zárate, los vampiros se asomaban y el ejército negro tomaba fuerzas. Los ganadores del Wacken Metal Battle 2025 de Uruguay fueron el primer exponente de Metalcore de la jornada y mientras la oscuridad eclipsaba el horizonte, ellos domaban el caos. Gran punto para el Furia Metal Fest al incorporar bandas de países aledaños.




Jornada nocturna
Steelballs fue la siguiente en subir al escenario. De cuero y metal, la propuesta de corte clásico y bien Heavy Metal de la jornada. Hasta se dieron el lujo de hacer algún que otro cover de Judas Priest, que no mermó en calidad. Fue la propuesta más tradicional de la jornada, en lo que a subgéneros de metal nos podríamos referir.




Seguirían Elnueveonce y Renacer del Tiempo, bandas de Metalcore a quienes no llegaría a ver. Aquí me encontré con lo que consideré, al momento, el único problema de la jornada: no había tiempo para nada. No solamente no había demora, sino que las bandas le ganaban al horario estipulado: llevaban 20 minutos de ventaja por delante de la grilla. Cargar una batería, un teléfono, o hacer una entrevista, implicaba, si o si, perderse una o dos bandas del Furia Metal Fest. Por la carpa de prensa pasarían Car Kit Silver, Melian y No Guerra, las primeras mientras viajaba, la tercera mientras cubría shows.
Para cuando me acerqué al pequeño quincho que nos asignaron como refugio a los que allí estabamos trabajando, Alpha de Uruguay daba sus notas y posteriormente, Javier «Knario» Compiano de Plan 4 se acercaba para dar la rueda más prolongada de la jornada. En ese tiempo, otra vuelta por el predio, una comida entre amigos (destacable la buena calidad y el muy buen precio en el stand «buffet» del evento, así como el tiempo de espera que fue menos de 2 minutos). Aquí, finalmente, el festival hizo una pausa de una hora. Faltaba poco, pero a la vez, bastante. 22.25hs saldría No Guerra, sin demoras ni adelantos.


Como mencioné recién, No Guerra subiría al escenario Caos casí a las diez y media de la noche. Liderados por Jair, salieron con toda la potencia que siempre los destaca, junto con su mensaje de lucha y resistencia política. Sin dudas, una de las bandas más fuertes no solo de la jornada, sino del evento entero, casi picando entre los nombres más grandes de la jornada, lugar merecido después de la extensa gira por el país y el lanzamiento de su último disco, «Traumatica».



La Milicia y las Viejas
Faltarían solamente 3 bandas: Against, Melian (otra banda más que no llegaría a cubrir) y Plan 4. A las 23.25 comenzaría a sonar «La Sangre de los Nuestros», mechada de «Alzando Mi Odio» y «El Encierro». Ahora, la banda salía con Martín Blanco atrás de los parches, su nuevo baterista fijo, también el miembro más jóven de la banda, ocupando los grandes zapatos que sus predecesores (Gustavo y luego el sesionista Charly Villalba, quien se haría cargo de la batería en los shows junto a Gojira y Megadeth) prácticamente sin notarse preocupación alguna y demostrando estar a la altura del resto de la banda.



Knario se haría presente durante el show, mostrando su apoyo a la Nueva Cultura Pesada. El único desperfecto que tuvo la banda fue un problema de cables con la viola de Sebastián, dejando la totalidad del sonido de las guitarras a cargo de Iván, cosa que no mermaría en absoluto la presentación en «El Libertador», donde sus seguidores (conocidos como «La Milicia Against») saldrían con bengalas de humo en el pit, enarbolando una suerte de bandera argentina inmensa.



Para la 1 de la mañana, Plan 4 daría la última función de la noche. Como siempre, la banda referente del Groove Metal nacional es imposible de pasar desapercibida. Knario es uno de los mejores frontman por defecto de nuestra escena, y el nivel de sus músicos se equipara a su presencia. La actual formación es fuerte y su sonido, está más pesado que nunca: así se demuestra en «Mecanismo De Odio», el álbum que lanzaron el año pasado y con el cual harían el inicio del show.




El eco: un análisis final
Tengo que admitir, que tuve mis dudas al respecto con el Furia Metal Fest. No estaba seguro de si la propuesta era buena, o no. Por suerte, y gracias a algunos amigos, pude llegar, al menos a ver uno de los tres días del evento. Mi conclusión es muy distinta a mi pensamiento de origen: es una propuesta que vale la pena, y a la que, de ser posible, se debe asistir. El sonido fue protagonista, ya que no hubo una banda que sonara mal. Bajo esta premisa, donde las bandas cobran por tocar, logran exponerse ante público y bandas de otras regiones también pueden acercarse, el resultado no puede ser malo.
Por supuesto, tamaña organización no escapa ni de problemas ni de críticas: la exclusividad del evento a nivel audiovisual no permitió a las bandas que el staff completo asistiera al evento como normalmente ocurre. Fotógrafos particulares y CMs deberían pagar sus entradas y no tendrían acceso ni al escenario ni al vallado, y permitiendo solamente 3 personas en la lista técnica. Esto queda raro, porque finalmente la banda cobra por tocar, pero paga para que su equipo asista. El camping no estaría disponible si no se compraba el pase de 3 días de evento, así quisieras permanecer una sola noche.
Los días siguientes tendrían como enemigo otro encuentro climático: la tormenta del domingo migraría el evento a un pequeño tinglado y sería tanta la cantidad de agua que este comenzaría a inundarse. Nepal terminó subiendo al escenario a las 4 de la mañana. Pero bueno, son cosas que pueden ocurrir. Pasó con el Wacken, ¿por qué no con el Furia?









Crónica y fotografías: Facundo Rodriguez
