Vigilia eterna: el regreso de Lacuna Coil a Argentina
El último miércoles en Buenos Aires el metal gótico se alzó con su propuesta oscura, invadiendo al Teatro Flores con las tropas del «Imperio Insomne». Los italianos de Lacuna Coil, liderados por Cristina Scabbia y Andrea Ferro se habían presentado por última vez en El Teatrito, allá por febrero de 2020, muy poco antes de que la normalidad quedara en el olvido. Desde Vientos de Poder, te contamos todos los detalles de una noche inolvidable, que redobló (y más) la concurrencia anterior, cargada de clásicos y nuevos himnos.
La jornada abrió a manos de Nihil, una banda under, bien emergente, que encajaba a la perfección con la propuesta de Lacuna Coil. Dieron una buena puesta en escena, con energía contagiosa, y una presentación bien craneada. Lo único que le faltó a la banda fue tal vez, un ajuste en las guitarras, para que tuviera más fuerza sobre el escenario. No obstante, ese problema se corrigió hacia el final del setlist, incluso metiendo un par de covers de Linkin Park. Una apuesta que, muchas veces, no sale bien. Esta vez, fue una buena elección.



Un imperio insomne, una voz eterna
Las agujas del reloj avanzaban rápido. No había mucha pausa entre banda y banda, y además, no había un cartel numeroso. Lo que era numeroso era la concurrencia, estaba difícil transitar. El fandom completo de Lacuna Coil daba el presente con un número renovado de asistentes. Tachas, cuero, capas, corsettes y remeras de tour asomaban entre el público, más alternativo de lo normal, tan fanáticos y metalheads como siempre. Eso es consecuencia de más de 20 años de carrera, constancia y devolución a sus fans: una banda dedicada, que entiende lo que hace.
Finalmente, a las 21, el telón se abrió. Los tintes rojos inundaron el recinto y entre vitores, el quinteto italiano salió lentamente al escenario para arrancar con «Layers Of Time». Andrea y Cristina, encapuchados, ocultaban sus rostros, pero su presencia era obvia. Marco, con su maquillaje característico tomaba gran protagonismo en el escenario. Meiz, detrás de los parches, arengaba entre tema y tema al Teatro Flores entero, que solo sabía responder fervientemente. Salomone era el dueño absoluto de los headbangs, que inexplicablemente y como si sus atavíos fueran mágicos, nunca se desarmaban, manteniendose encapuchado.
«Reckless» y «Hosting The Shadow» fueron los siguientes en la apertura. Este último, parte del «Sleepless Empire» y que originalmente va acompañado de la voz de Randy Blythe, el vocalista de la grandísima Lamb Of God. En solo tres temas, las capuchas de los vocalistas habían caído, y la devoción de la sala se volcaba en aliento de cancha hacia la banda, tras las primeras palabras pronunciadas y la sonrisa de los italianos.




Emociones en cada melodía
La sala vibraba. Cada paso que Cristina daba era, inevitablemente, seguido por todos los fanáticos. En atavíos rojos, la italiana robaba la atención, con su impecable voz al mando. De diez discos, ocho fueron partícipes del setlist, y entre tema y tema, no oí una sola queja de las elecciones de la banda. Pasaron brevemente por «Senzafine», a capella, en italiano y junto al público, del «Unleashed Memories» de principio de de los 2000. «Comalies» tuvo gran protagonismo con su version XX, con canciones como «Entwined», «Heaven’s A Lie», «Tight Rope» y «Swamped», acordes a la regrabación del disco, más oscuras y pesadas.
El otro punto fuerte del setlist fue «Black Anima», que aportó cinco de veintidos piezas. Obviamente, «Sleepless Empire» no sería menos, con canciones como «Gravity», «Never Dawn», «In The Mean Of Time», «Oxygen» y «I Wish You Were Dead», la pieza por excelencia del último álbum. No faltó «Enjoy The Silence», un cover tan bien logrado de Depeche Mode, que por momentos llegamos a olvidar que la pieza no es autoría de los tanos.

Una noche de delirio
El cierre del show no fue menos que el resto del evento. «Nothing Stands In Our Way» fue el tema elegido, poniendole broche de oro a una velada extraordinaria. Un espectáculo que demuestra el nivel de detalle que tiene la banda en cada una de sus presentaciones. Entre aplausos, saludos y los clásicos «olé, olé, olé…» más argentinos que Messi y el dulce de leche, la banda se despidió lanzando púas, baquetas y listas al público. Una noche que esperamos, se repita pronto. La banda sabe que aquí los coilers esperan.
Agradecemos a NWM Productions y a todo el equipo de prensa de Sisti Press por la deferencia en el trato hacia nosotros y por permitirnos ser parte del show.
Crónica y fotografías: Facundo Rodriguez
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