Grave Digger nos presenta «Bone Collector», una vuelta a las raíces
Reseña del último disco de la legendaria banda alemana de Heavy Speed Metal
Con una trayectoria de más de cuarenta años, los alemanes Grave Digger acaban de lanzar «Bone Collector», demostrando una vez más que saben exactamente lo que hacen. Y lo hacen bien: sonar a Grave Digger. Se trata de su vigésimo segundo álbum que, sin necesidad de reinventarse, reafirma la esencia inquebrantable de la banda. En esta ocasión nos encontramos con una obra que está lejos de las grandilocuencias sinfónicas o los elementos folk que han caracterizado algunas de sus producciones más cercanas en el tiempo. Tal vez la salida del gran guitarrista Axel Ritt, por el ingreso del eficaz Tobias Kersting, tenga algo que ver. Este trabajo apuesta por un sonido más directo, anclado en el Heavy Metal tradicional que practicaban en sus inicios, durante la segunda mitad de la década del ’80 y comienzos de los ’90.
Como es de esperarse, Chris Boltendahl sigue siendo la figura central del equipo. Aunque su rango vocal ha cambiado algo con los años, su entrega sigue siendo feroz. Una especie de Udo Dirkschneider que recién sale de la tumba. En «Bone Collector», su voz se mantiene en registros medios y ásperos a los que nos tiene acostumbrados, pero con un tono más controlado. Eso sí, sin perder la garra característica que ha definido a Grave Digger desde sus inicios. Destaca en todos los temas, pero sorprende en «Mirror of Hate», donde se anima a unos guturales, añadiendo un matiz interesante, promediando la mitad del álbum.
La guitarra del nuevo integrante Tobias Kersting, exintegrante de Orden Ogan y de la banda solista de Chris, sin dudas ha aportado nueva energía a la banda. Su trabajo es preciso y enérgico. El muchacho ha logrando equilibrar la crudeza de los riffs con una ejecución melódica efectiva. Desde la poderosa apertura con «Bone Collector» hasta los vertiginosos riffs de «The Rich, The Poor, The Dying». Este guerrero de las seis cuerdas demuestra estar a la altura del legado de la banda. «The Devil’s Serenade», en particular, sobresale por su influencia ochentera, con una estructura que recuerda a Accept y un estribillo que parece estar diseñado exclusivamente para ser coreado en vivo.

En lo que respecta al bajo del ya histórico Jens Becker y la batería de Marcus Kniep, cumplen con creces su función de cimentar el sonido pesado del álbum. Han creado la maciza fortaleza sobre la que Chris y Tobías tiran toda la parafernalia sonora. «Kingdom of Skulls» es una prueba de ello, con una línea de bajo sólida que introduce la canción antes de que la guitarra tome el control. Kniep, por su parte, mantiene una base rítmica firme y agresiva, con el doble bombo marcando el paso en temas como «Killing Is My Pleasure».
En términos de composición, «Bone Collector» logra capturar la esencia de los años dorados de Grave Digger, pero sin caer en la mera nostalgia. La producción es limpia, pero sin pulir en exceso los bordes ásperos que definen su sonido. El álbum recuerda por momentos a «War Gamer» o «Tunes of War» , pero sin la carga temática, optando en su lugar por un enfoque más directo y sin adornos. Si bien la segunda mitad del disco pierde algo de intensidad, temas como «Graveyard Kings» y «Forever Evil & Buried Alive» logran mantener el interés con su estructura sólida y sus coros pegadizos. Sin embargo, el álbum no está exento de altibajos, y «Whispers of the Damned» rompe el ritmo con una balada que, si bien no es la peor del catálogo de la banda, se siente fuera de lugar en un trabajo que apuesta por la contundencia.

Conclusión
Podemos cerrar afirmando que «Bone Collector» es un álbum fiel al espíritu de Grave Digger. Ideal tanto para los seguidores de siempre como para quienes buscan una introducción al Heavy Metal clásico. No innova ni sorprende, pero tampoco pretende hacerlo; simplemente reafirma que la banda sigue en plena forma, haciendo lo que mejor sabe hacer: sonar a Grave Digger. Una fórmula del éxito que les sigue funcionando. Si buscas un disco de Heavy Metal sin artificios, cargado de riffs poderosos y estribillos coreables, a la vieja escuela, este álbum no te va a decepcionar.
