Pubertad musical

¿Recordás cuando descubriste que amás la música? Sé que no todos vivimos las mismas experiencias, algunos han escuchado música porque sus hermanos o padres se lo han «heredado», entonces corrían con ventaja desde nacidos. Me refiero a un momento más profundo, consciente y revelador. Ese instante mágico de pensar «ey, esto me transmite cosas» aún sin poder explicar qué. Algo muy parecido al amor.

Yo lo descubrí, junto a tantas otras cosas, durante mi adolescencia. Recuerdo haber compartido momentos con mis compañeros del colegio Secundario, mientras hablábamos de música. No entendía mucho, no conocía a ninguna banda, sólo traté de acoplarme al grupo e infecté mis oídos con cuarteto, cumbia y ese pop deforme de la joven Shakira y las cantantes del momento. No tenía cómo comparar, mis padres escucharon folklore toda su vida y de allí por lo menos me agradaban las voces tenores y algunas letras, pero no era suficiente para despertar mi apetito musical.

Llevaba a mi casa el material que me prestaban y tampoco entendía por qué no me agradaba. «Tiene que gustarme», pensaba y me esforzaba por re escuchar, «a todo el mundo le gusta, a mí también tiene que gustarme». No fue hasta muchos meses después que otro compañero de curso insistió en que me lleve su cassette grabado advirtiendo que era otra música muy distinta pero asegurando que me iba a encantar.

El tiempo se paralizó mientras escuchaba esos riffs emocionantes, esas voces desgarradoras, ese hermoso y cautivador estruendo de un idioma inentendible y composiciones extraordinarias. «¿Esto existe?», pensaba mientras trataba de entender algo que tal vez no se entienda, simplemente se sienta, «¿cómo puede existir en este mundo semejante manifestación artística?, ¡semejante divinidad!». Mi corazón latía con fuerza, me costaba parpadear y sentía que mis piernas querían saltar, agitar la cabeza, orientar mi cuerpo entero al cielo infinito y lanzar un grito de victoria hasta quedar sin voz.

Pasan los años frustrantemente rápido y vamos encontrando otras bandas y artistas que nos gustan más (o menos) pero lo cierto es que vamos olvidando muchas cosas, algunos más de las que quisiéramos. Espero jamás olvidar ese momento en que descubrí la música y encontré algo para mí que no podía, ni tenía por qué, explicar. Sigue siendo así al día de hoy, me cuesta más ir a los recitales, la cotidianeidad de los días aplasta mis ratos de ocio y los genuinos momentos de placer escasean pero nada me emociona como el heavy metal. Celebro haber vivido el día en que mi compañero me prestó ese cassette incompleto grabado con Metallica, Nirvana, Pantera y Guns n’ Roses, bandas con las que descubrí este inexplicable y maravilloso universo.

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Agostino Palamini

Licenciado en Comunicación Social, guionista de contenido audiovisual y periodista gráfico. A veces me pongo a escribir y salen cosas como la que acabás de leer. Empecé a escuchar música con Metallica, Nirvana y Pantera, ¿y vos?