Crónicas

Stoned Jesus en Buenos Aires: entre riffs y fronteras

Aunque Ucrania es un país todavía poco conocido en Occidente y fuera del gran centro de atención de los medios, ha destacado nombres de peso pesado en la escena del rock contemporáneo en los últimos años. Desafortunadamente, la invasión rusa en 2022 detuvo gran parte de esta efervescencia cultural. Por eso, en parte celebramos poder contar con estos artistas en nuestro país mientras se espera una resolución del conflicto que, lamentablemente, aún no tiene fin. El martes 28 de octubre, Stoned Jesus pisó el escenario del Uniclub en Almagro, trayendo consigo quince años de stoner doom y el peso de un exilio que se convirtió en sonido.

De Kiev al mundo

Formada en 2009 por Igor Sydorenko, esta banda nació con la propuesta de mezclar el peso arrastrado de Black Sabbath con la atmósfera psicodélica de los setenta y el experimentalismo del stoner contemporáneo. La fórmula funcionó: el trío se convirtió rápidamente en uno de los nombres más respetados en la escena del doom y el stoner de la década de 2010. Con cinco álbumes de estudio en su haber – desde «First Communion» hasta «Father Light» – la banda venía a presentar su flamante «Songs to Sun». Editado en septiembre de 2025, acompañó a celebrar década y media de trayectoria con una nueva formación.

El error de subestimar el volumen

Como alguien más acostumbrado a eventos dedicados a la música extrema, donde el público se exalta de verdad, ofreciendo hasta riesgo a sus propia integridad, imaginé que un espectáculo stoner/doom sería más ameno. Propicio para admirar los detalles y toda la atmósfera del género.

Pequeño gran error. Durante la prueba de sonido, todavía con las luces encendidas y la gente acomodándose, alguien detrás del telón que cubre el escenario gritó: “¡Menos bajo, por favor!”. Hasta pidió a la gente que le indique al sonidista lo que se le estaba solicitando pero en español. Una frase que, vista en retrospectiva, resultó casi cómica. A los pocos minutos, cuando las luces bajaron y Stoned Jesus irrumpió en el escenario de Uniclub, nadie en su sano juicio habría pedido menos volumen. Eran las 22:15 y el trío ucraniano, ahora radicado en Alemania y con nueva base rítmica, hacía su regreso a Buenos Aires.

Con la sala completamente llena de stoners, metaleros, doomsters y fanáticos del riff pesado, Igor Sydorenko (voz y guitarra), Andrew Rodin (bajo) y Yurii Kononov (batería) subieron al escenario para preparar los instrumentos junto a los roadies. La interacción con el público comenzó de inmediato. Entre gritos de “¡Jesús Christ!” hasta los clásicos cantitos de cancha “ooh eston’ yisus”, Igor respondió con buen humor, arriesgando algunas palabras en español mientras sonreía a la audiencia. Con un ritmo lento que fue progresivamente aumentando en velocidad, el set estalló con “Bright Like the Morning” y la sala entera se encendió como un amplificador (y encendieron alguna que otra cosita, guiño guiño). Desde el primer acorde dejaron en claro que vinieron a entregarnos un mensaje sonoro. La calma inicial del tema se desarrolló en un stoner rock de los mejores.

Psicodelia y control, conexión y catarsis

Impresionante cómo gran parte del lugar (con una ocupación de un 70%) conocía y acompañaba cada estrofa, demostrando un cariño enorme por la banda. La euforia ya estaba en niveles estratosféricos y el headbanging colectivo convertía el Uniclub en una marea de cabelleras en movimiento. Clima agradable, banda afilada y público dominado por una emoción. “Porcelain” y “Shadowland” siguieron sin pausas, mostrando ese vaivén que define al grupo. El mismo es una mezcla de psicodelia contenida y doom que se despliega con una naturalidad poco frecuente. La inclusión de ambas demostró la capacidad del trío para explorar texturas más melódicas y complejas sin perder contundencia. Hay bandas que se refugian en la pared de sonido, pero Stoned Jesus sabe cuándo dejar aire entre los riffs. Yurii, detrás de la batería, mantuvo golpes secos, precisos, sin sobreactuación.

Andrew, por su parte, actuó como puente. Manejó un tono áspero pero con groove y aportando coros que se complementaban con las líneas vocales de Igor. En “Thoughts and Prayers”, uno de los momentos más intensos de la noche, el doom se volvió casi espiritual. Igor cantó con una mezcla de tristeza y fuerza, y cuando llegó el coro, el público acompañó con un “uooooo” que lo hizo sonreír de verdad. No fue un gesto de frontman ensayado: se sintió como un alivio, un momento de conexión. Entre una canción y otra, el vocalista interactuó con los fans, bailó con la guitarra y mostró carisma de sobra.

De la calma al caos: un viaje final con cuerpo y volúmen

Llegando casi al cierre de la velada, el trío ofreció uno de los momentos más altos al combinar “Black Woods” y “Here Come the Robots”. La transición entre la crudeza del doom y el ritmo más rápido preparó al público para lo que estaba por venir. A esa altura ya era imposible mantener la compostura. Con “Here Come…” encendió el primer pogo serio de la noche. El ambiente se volvió casi eléctrico, con una energía cuasi punk que hizo saltar a todo Uniclub. Stoned Jesus consigue sonar aún mejor en vivo, realzando todavía más su ya macizo sonido.

Luego llegó el momento inevitable: “I’m the Mountain”. Diez minutos de viaje, de crescendo y liberación. Cada parte del tema pareció un capítulo distinto, balanceándose entre la calma y el caos. El riff se arrastraba como lava, mientras Igor guiaba la travesía con su voz áspera pero melódica. La potencia vocal, más las líneas de batería progresivas de Yurii, se fusionaron a la perfección en uno de los temas más esperados de la noche. Después de una breve pausa que no duró más de un minuto y los gritos pidiendo más, el trío regresó para el bis con “Low” y una nueva y poderosa versión de “Electric Mistress”, coronando una noche para el recuerdo de todo fan del doom.

Todo llegó a su fin, pero nadie se habrá ido decepcionado del Uniclub, con la tremenda energía mostrada por Stoned Jesus y su público. Un gran espectáculo de stoner metal que seguramente se repetirá en algún momento y que no hay que esquivar. Agradecimientos especiales a Will Yarbrough de Season of Mist por la invitación para realizar la cobertura del show, y a Noiseground, cuya producción y equipo siempre mantiene un buen trato con nosotros.

Crónica: Gastón Coco
Fotografía: Facundo Rodriguez (Shots By Far)

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Gastón Coco

Gastón Coco

Melómano y fanático del heavy metal en todas sus variantes. Escucho discos todo el día e ir a recitales es mi ritual.

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