Opinión

Ozzy, la leyenda se ha retirado… y ahora?

En este apartado le brindaremos un pequeño, pero sentido, homenaje a la gran leyenda Ozzy Osbourne. Luego del anuncio de su retiro, repasaremos a vuelo de pájaro (uno muy veloz) su magnífica carrera y nos detendremos a reflexionar sobre su legado y el futuro que le depara al Heavy Metal. Sin más preámbulos, ¡aquí la columna!

¡Señoras y señores, nos toca decirlo, la leyenda se ha retirado; Ozzy deja los escenarios! Sin embargo, este artículo no es sólo para compartir la noticia de la que ustedes se han enterado a través de los miles de portales que anunciaron el hecho. Desde Vientos de Poder queremos dedicarle unas palabras al Príncipe de la Oscuridad y pensar un poco sobre lo que será el futuro del género. A pesar de haberle arrancado la cabeza a un murciélago con la mandíbula, esto no pudo darle superpoderes cómo a los personajes de Marvel o DC para tener inmortalidad o una condición superhumana que detenga el deterioro natural. No sólo eso, una vida de adicciones y sus recientes lesiones no le dejaron continuar el camino. Los tratamientos con células madre, la rehabilitación y las operaciones no fueron suficientes para lograr su cometido de volver a cantar en público luego de lo que fue la pandemia.

Ha habido debates sobre su carácter cómo músico. Si tenía la técnica vocal o no para ser un digno destacado de los vocalistas de Heavy Metal. Muchos nos situábamos entre la división de lo que era Black Sabbath con Ozzy o lo que fue con el querido Ronnie James Dio. Sin duda, este último representó una nueva etapa para lo que fue la banda y una regeneración de lo que fue el sonido del Metal. Así se nos hizo tomar posiciones en algo parecido a lo que fue el menottismo y bilardismo en el fútbol local. Es decir, una división de gustos entre lo que representaba un sonido y el otro. Si bien Dio fue un claro maestro y un genio en tanto técnica (más que Ozzy) y en el sentimiento que expresaba a la hora de enarbolar notas con su garganta ocupando el lugar que debía ocupar, sin dudas Ozzy nos dio lo suyo. Y eso no fue poco, porque fue uno de los pilares de sentar lo que se selló cómo un nuevo estilo musical. La interpretación y las locuras del Príncipe fue lo que le dio el color y el condimento justo para que esta nueva invención musical tomara su forma, allí a principios de los años ’70s. Su carrera siendo solista no fue en declive una vez que le dejó el puesto al encargado de darle vida al “Heaven and Hell”. Ozzy estuvo acompañado de grandes músicos cómo Randy Rhoads, un virtuoso que murió joven, y que nos dejó muchas ganas de haber podido escuchar más genialidades con su guitarra. También contó con un tremendo violero cómo lo es Zack Wylde y con los músicos que, además, fueron parte de Metallica, Jason Newsted y Robert Trujillo, hasta con el mismísimo Geezer Butler. Nos proporcionó grandes clásicos cómo «Mr Crowley», que homenajeaba al gran ocultista Aleister Crowley, y otros cómo «Crazy Train» y «Shot in the Dark».

Tuvo un regreso con Sabbath dónde casi contaron con la formación original de la agrupación editando el aceptable álbum “13”, en dónde se preguntaron si Dios estaba muerto. Pero, en esa década fue cuándo “the boss” empezó a sentir el peso de todos los golpes que recibió su salud, acentuado por un accidente en cuatriciclo que le dejó su columna maltrecha. Canceló una gira para recuperase y retomar en 2019, pero al año siguiente con la pandemia del covid 19 esos planes se atrasaron. Y bueno… ya una triste verdad no pudo ser negada, Ozzy ya no se siente óptimo y es casi seguro que ya no lo volveremos a ver en vivo. Ojalá que un milagro suceda y esta mala noticia no se cumpla y podamos tenerlo muchos años más. Aun así, hay algo que innegable. Por más que no nos guste, nadie es eterno, y nuestros artistas más queridos tampoco lo son. Este pequeño articulo homenajea, de alguna manera, al querido Ozzy (de más sabemos que los homenajes debemos darlos en vida) a la vez nos da un golpe frío, aunque también, queremos dar un mensaje de esperanza.

El retiro del Príncipe y las consecuencias en su salud, cómo dijimos, nos hace pensar que nada es para siempre. Rob Halford y compañía tienen su trayectoria, así como Dickinson, Harris y los suyos. Estamos seguros de que las tendremos un par de años más, cómo así a todas aquellas bandas que viene de la misma época. Pero, en cualquier momento, nos pueden dar un revés: Nicko McBrian, por ejemplo, hace unos pocos años coqueteó por sí mismo con la idea de ser reemplazado en Iron Maiden por otro músico más joven y con “más energía”. A pesar de todo esto, volvemos a decirlo, no queremos que este escrito sea puro lamento. Hay un gran mañana, el Heavy Metal no ha muerto, es un género que constantemente se renueva, y sus adeptos, que son parte de una gran filosofía, hacen que esto tenga una vida propia, que siga siendo relevante y que tenga una constante renovación, a diferencia de otros géneros que quedan estancados y son pasajeros. A mediados de los 90’ y principios de los 2000’ tuvimos la efervescencia del Nü Metal con exponentes claros cómo System, Korn o Slipknot. Para citar otro gran ejemplo, hace unos 15 años vimos una original propuesta que sigue al día de hoy con una banda cómo Ghost, mostrando su puesta musical y escénica totalmente diferente pero con aires de lo que es el Metal. Esto es una clara muestra de que el Heavy tuvo la fuerza para refrescarse y propiciar un sonido nuevo. De todas formas, no hay que dejar de decir que el Nü Metal, por más original que haya sido, fue una respuesta noventosa al grunge y a los venidos de Seattle. Un pilar mucho más fuerte para la continuidad de nuestra amada música fue lo que a finales de los 80’, desde la Europa continental, de las manos de músicos cómo Kiske y Tolkki explotó en la escena. El Power Metal llegó para quedarse, tomó lo que Dio creó y logró llevarlo a otro nivel. Hasta podemos pensar que su apogeo en los 90’ hizo que Bruce Dickinson retome Iron Maiden y Rob Halford vuelva a Judas. Es decir, que hasta le devolvió la magia a lo más clásico del género para que en la gesta de los 2000’ tuviésemos nuevos albums. No olvidemos tampoco la influencia del Metal Sinfónico. Todo ese aporte hace que también jóvenes de todo el mundo tomen instrumentos y armen grupos para que la rueda siga girando.

No dejemos pasar que en el plano nacional hay grandes artistas que no tienen nada que envidiarle al resto del mundo. Así seguimos teniendo nuevas bandas que hacen nueva música con un estilo clásico o dentro de otros subgéneros del movimiento que dejan bien en claro de que los adeptos son más que meros oyentes de un estilo, son militantes y portadores de una filosofía de vida. En esto último queremos detenernos, en darnos cuenta de lo que somos cómo amantes del poderoso Heavy Metal. Tenemos un gran trabajo y responsabilidad (“con un gran poder viene una gran responsabilidad”) y debemos preguntarnos, qué nos significó y qué nos significa el Metal, y hacia dónde lo queremos llevar. Y sí, damas y caballeros, gran parte de todo esto se lo debemos al inigualable Ozzy Osbourne.

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Willie Belgoff

Estudiante de guitarra y canto. Mis caballitos de batalla metaleros son Maiden y Helloween. Alguna vez aprendí Letras Modernas en la UNC. Fútbol, mate, basket y cerveza acompañado de un buen Power Metal. ¡Por más Bruces Dickinsons y Michaeles Kiskes en el mundo!

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