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D.R.I. regresará al país y te contamos algunas curiosidades

La agrupación pionera del thrash-punk llegará acompañada por los brasileros Ratos de Porao

Los legendarios Dirty Rotten Imbeciles (D.R.I.), íconos del crossover thrash estadounidense, regresan a la Argentina tras años de ausencia y, como se sabe, tras varios fallidos y promesas de venidas intempestivamente canceladas. Si así la Historia lo quiere, el próximo 14 de marzo de 2026 se presentarán en el Teatro Flores de Buenos Aires, acompañados por los brasileños Ratos de Porão, otra leyenda del hardcore/metal del cono sur. Esta fecha forma parte de una fuerte gira latinoamericana que promete una velada explosiva.

Considerados los creadores de ese estilo agresivo que fusiona la velocidad del hardcore punk con la potencia del thrash metal, los estadounidenses traerán consigo su legado intacto y un repertorio cargado de clásicos. Ratos de Porão, por su parte, pondrán la garra brasileña y encenderán el ambiente desde el primer acorde.

Las entradas ya están disponibles en Passline y en puntos de venta físicos como Locuras (Morón), La Estaka (Quilmes), Mala Difusión (CABA), Lemmy Rock Shop (Lomas), X El Cambio (Parque Patricios), Fade To Black (Bond Street) y Liverpool (Belgrano).

El origen del nombre Dirty Rotten Imbeciles

El nombre Dirty Rotten Imbeciles no nació en una reunión creativa ni como parte de una estrategia de imagen: fue el resultado de un insulto lanzado al voleo. Durante los primeros ensayos, los hermanos Kurt y Eric Brecht utilizaban la casa de sus padres como sala improvisada, haciendo retumbar las paredes con volúmenes que sobrepasaban cualquier tolerancia doméstica. En una de esas sesiones particularmente ruidosas, su padre irrumpió furioso en la habitación y, con un tono que mezclaba frustración y asombro, les gritó: “You dirty rotten imbeciles!” (“¡ustedes, asquerosos imbéciles sucios!”).

Lejos de tomárselo a mal, los jóvenes músicos encontraron que esa frase reflejaba a la perfección la irreverencia y el espíritu contestatario que buscaban para su banda. La adoptaron de inmediato como nombre oficial, convirtiéndola en un emblema que, décadas más tarde, sigue siendo recordado por fanáticos de todo el mundo. Es una anécdota que condensa muy bien la esencia de D.R.I.: directos, sin filtros, y con una dosis de humor ácido en medio de la agresión sonora.

A 18 minutos del crossover thrash

En 1982, apenas dos meses después de su formación en Houston, D.R.I. se lanzó a grabar su primer material: el «Dirty Rotten EP». Este trabajo es hoy una pieza de culto no sólo por su bardo crudo e irreverente, sino por su duración récord: 22 canciones comprimidas en apenas 18 minutos. Originalmente editado en formato de vinilo de 7” y con una tirada limitada a solo mil copias, el EP se convirtió en un objeto de colección para los seguidores más acérrimos de la banda y del hardcore punk en general.

La velocidad y brevedad de las composiciones no eran casualidad: en sus inicios, D.R.I. estaba firmemente enraizado en el hardcore más veloz y directo, con canciones que a veces no superaban los 40 segundos. Ese primer lanzamiento capturó la energía cruda de sus presentaciones en vivo y marcó el punto de partida para su evolución hacia el crossover thrash, género que ellos mismos ayudarían a definir años más tarde. El «Dirty Rotten EP» no sólo fue una tarjeta de presentación, sino también una declaración de principios: sin adornos, sin compromisos y, sobre todo, a toda velocidad.

Con la fe intacta

Aun con las cancelaciones intempestivas y las desavenencias y amarguras que varios pasamos cuando no pudimos verlos, todavía conservamos la fe de poder volver a verlos. 

Este regreso de D.R.I. no es sólo una vuelta de conciertos, es la reactivación de una época, un encuentro con la energía cruda de los 80 y 90 que definió el sonido del crossover. Con su histórica potencia y la entrega sin filtros de Ratos de Porão, este show se perfila como una celebración de resistencia, ruido y autenticidad en pleno 2026. Esperemos que así sea.

Nicolas Alabarces
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Nicolas Alabarces

Licenciado en Letras (UNC) y actualmente becario CONACYT en Filosofía Política por la Universidad Autónoma de México (Xochimilco). Tomado completamente por las cadencias malaleche, escucha Metal desde chico, cuando un amigo le pasó un cassette con canciones de Maiden, Hermética, Slayer, Metallica y Sepultura.-

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