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Smartphones: contaminación visual en los recitales

Una polémica que ha ganado terreno en los últimos años y no cesa

Hay un problema enorme con el uso de los smartphones en los shows en vivo. La apreciación del show en vivo está perdida, por momentos, en una pequeña pantalla que se pega nocivamente a las manos y se sacude en el pogo. ¿Para qué? Se ve mal, se escucha mal, a veces ni siquiera tienen señal como para transmitirlo en vivo. Encima si te lo roban, se golpea o se pierde, la experiencia deja de pasar por el goce del show, para volverse un lamento por la pérdida. ¿Cuál es el objetivo final de grabar 14 temas seguidos con el teléfono si no van a subir ni 3 minutos? ¿Es por el mero objetivo de presumir que estuvieron presenciando un espectáculo?

Están pagando para ver un show en vivo. Y no lo están haciendo valer.

Una lucha eterna

Siempre habrá gente a favor y en contra del uso de los smartphones en los recitales. Está el fanático que se molesta porque le ponen un teléfono al frente y tiene que andar esquivando pantallas como si de golpes de boxeo se tratara, así como aquel que necesita demostrar que puede grabar el show entero… para luego desecharlo. 

Porque es una realidad. Las grabaciones del celular no le hacen justicia al show. No se ven bien, no se escuchan bien. El ambiente se pierde, no te pone la piel de gallina. No lo sentís. No es Metal. Y en el medio del show, comienzan a enviar mensajes, escuchan audios (¡¿Cómo hacen?!) y la visibilidad se reduce como si de un caballo de carreras se tratase, a un rectángulo que tienen al frente.

Lo que ocurre arriba y abajo del escenario, incluso el sonido y la performance del artista pasan a ser cuestiones de segundo plano. ¿Por qué, entonces, pagaron la entrada si a fin de cuentas, piensan vivir el show a través de una serie de videos? ¿Es quizás una cuestión de egos? ¿Cuál es la gracia de decir “Se escucha muy mal el video, pero no sabés lo que sonaba en vivo”? ¿Realmente vale la pena perderse lo mejor por solo un par de “likes en Insta”?

Abriendo la grieta: los artistas

En el nicho del Metal no hay muchos artistas que fomenten el uso de los celulares durante el show. Es más, nuestro género predilecto va, como siempre, en contra de lo que el mainstream musical global marca. Suele repudiarse más que aplaudirse la aparición de los smartphones durante los shows. Por supuesto, hay artistas que en pleno escenario sacan su teléfono y graban al público o toman una foto. Es coherente, dado que forma parte de su trabajo y debe ser una alegría ver a los fans encendidos.

Hay otros que se han declarado completamente en contra ante el hecho de que los espectadores utilicen los teléfonos o estén más pendientes de ellos que del show. Por ejemplo, Corey Taylor, el reconocido frontman de Slipknot lo ha dejado en claro: llegó a pegarle al teléfono de un fanático que estaba al frente del público mensajeando en vez de mirar el show. «Si vas a mensajear, quedate en casa.»

Por ejemplo, también está el caso de Rob Halford. El líder de Judas Priest cometió un ataque contra un fanático que, en primera fila, lo estaba dejando ciego con el flash del celular, mientras grababa con el teléfono en alto. ¿La solución? Patada de gol.

O Fred Durst de Limp Bizkit. Acá, un poco es un «bancatelá» por dejarlos subir al escenario. Pero el video habla por si solo.

El abanderado del movimiento anti-celulares
anti smartphones maynard

Maynard James Keenan, por ejemplo, es uno de los artistas más sólidos en su postura al respecto. Al igual que otros como Robert Fripp de King Crimson, hace años se ha declarado totalmente en contra del uso de smartphones en recitales. Un testimonio propio: A Perfect Circle en el Estadio Malvinas Argentinas, 2 de abril de 2013. Arrancó Carajo, tocó Tomahawk y cerró APC. Llevaba en mis bolsillos, a mis 19 años de edad, una cámara pocket Sony Cybershot que quería usar para sacar alguna foto del show. La organización me sacó la batería al ingresar al predio: estaba prohibido tomar fotos. Previo al comienzo de APC, nos advirtieron que el uso de los smartphones para grabar o tomar fotos implicaría automáticamente, la expulsión. Durante la presentación, ni siquiera se encendieron las pantallas del lugar. Solo luces y músicos.

¿Cambió algo? Si, claro. Me concentré en el show. Me di cuenta de que al principio, sonaba mal. Lo vi a Maynard putear al técnico fuera de escena. Disfruté y aprecié cada tema sabiendo que, de ese show, solo iba a quedar registro en mi cabeza Y ese registro todavía no se borra. El músico trascendió en todos lados por llamar “dickhead” a un fan que lo estaba filmando. Hace poco, en un festival europeo, Tool prohibió hasta a los fotógrafos profesionales capturar el show. ¿Será mucho? Cuando cumplió 60 y festejó con sus dos bandas, Puscifier y A Perfect Circle, se declaró al respecto.

«No hay manera de que puedas capturar lo que sucede en ese momento, en vivo, con un smartphone. Estás perdiendo la oportunidad de absorber en tiempo real lo que está sucediendo. El arte de contar historias. Poder contar lo que viste sin tener que grabarlo. Entrena tu cerebro para vivir el momento y ver las cosas, pero más importante aún, deja de molestar a la persona detrás de ti. Es molesto, distrae al público, y a nosotros. Así que déjalo a un lado y crece. Son sólo dos horas. Y al final del espectáculo, normalmente te dejamos filmar una canción, para que te lleves tu recuerdo”.

Smartphones: ¿si o no?

No se puede prohibir. Apple patentó en el 2016 una tecnología que, a través de radiación infrarroja, anulaba los iPhone durante los recitales en vivo. Nunca se implementó. Lamentablemente para muchos es una extensión del brazo y hasta del cerebro. Es una herramienta muy útil, y hoy en día si, es necesario. Lo que no es necesario es abusar de su uso para todo. Si querés ver un show en vivo no vas a ver tus grabaciones. Tenes cientos de presentaciones de festivales como el Copenhell, Hellfest y Wacken, así como presentaciones, por ejemplo, de Megadeth en nuestro país. Hay recitales grabados con una calidad espectacular como para andar haciendo aguas con un teléfono de gama media, arruinando el ambiente, sin conectar con el resto del entorno y perdiéndote de todo lo que pasa a tu alrededor, que a veces, es más que lo que ocurre sobre el escenario.

Facundo Rodriguez

Fotógrafo y redactor. Aficionado al cine y los viejos FX. Fana de los cómics y todo lo que pegue bien con el metal.

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