Messi VS. Iorio

Hace dos semanas tuve una interesante discusión con el padre de un recién nacido. Él, un flaco de casi 2 metros, pasó gran parte de su juventud jugando en un club de básquet donde inició una modesta carrera que un día abandonó abruptamente sin mirar atrás, no conozco el por qué. La cuestión que llevó a nuestra querella, es que hablábamos de las actividades que los niños realizan durante su desarrollo y su madre mencionó la música. Inmediatamente el padre dejó en claro que prefería que se incline hacia algún deporte. Pregunté por qué y cada razón me sirvió para reflexionar (y contestarle) sus similitudes.

Puntos claves

En el fútbol hay mucho entrenamiento. ¿En la música no? Llegar al nivel de perfeccionamiento de un instrumento lleva miles de horas de práctica. Recuerdo haber leído entrevistas donde grandes guitarristas como Joe Satriani o Mick Thomson contaban cómo, en sus etapas de adolescentes, se quedan en sus casas practicando mientras sus amigos iban a fiestas y discotecas. Es quizás discutible el equilibrio de práctica física que seguramente es mayor en el deporte pero el ejercicio mental, si bien puede ser mayor en las artes, también existe en el fútbol.

En el fútbol hay trabajo en equipo. Habiendo tenido la oportunidad de realizar ambas actividades, jugado en campeonatos de fútbol y tocado en bandas de música, puedo asegurar que no tuve mayor placer al sentir la fuerza y la energía de un equipo de artistas interpretando con armonía una canción. Imaginen entonces una orquesta sinfónica donde hay un director (como el director técnico) y un equipo de personas interactuando de forma ordenada y prolija para cumplir su objetivo. Llamo a eso trabajo en equipo y lleva tanto esfuerzo como cualquier deporte.

En el fútbol podés triunfar y ser millonario. Esta es la premisa más fácil de refutar, son contados los deportistas que se convierten en millonarios y lo mismo sucede con los músicos, con la diferencia de que los primeros ven culminada su carrera a partir de los 35 años y los segundos, siendo hábiles y controlados, pueden seguir hasta que ellos mismos digan basta. Además, qué objetivo triste para un padre, querer que su hijo tenga mucho dinero. Ese no es para mí el éxito bajo ninguna circunstancia y el triunfo es relativo a cada ser humano.

Conclusión

Entiendo que estamos en un país futbolero, que ha dado al mundo referentes únicos e irremplazables. También sé que en este país los estilos de música que triunfan son los fiesteros y, más específicamente en Córdoba, el cuarteto, y que no representan grandes desafíos de composición. Pero insisto en que cualquiera de las dos actividades, pueden ser igualmente importantes para el desarrollo de una persona y su aprendimiento de valores y habilidades.

Existen puntos y características en cada actividad humana que las relaciona entre sí, aunque sean muy diferentes. Cada uno de nosotros persigue un sueño y objetivos que nos son propios y tratamos de hacer lo que amamos sin importar resultados o reconocimientos. La clave, desde mi punto de vista, es disfrutar el camino transcurrido junto a las personas que apreciamos.

Ninguna actividad es superior a otra, la clave es encontrar lo que nos divierte, apasiona y conmueve. Y dejar que nuestros hijos encuentren también la suya.

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Agostino Palamini

Licenciado en Comunicación Social, guionista de contenido audiovisual y periodista gráfico. A veces me pongo a escribir y salen cosas como la que acabás de leer. Empecé a escuchar música con Metallica, Nirvana y Pantera, ¿y vos?

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