Alcest y el misterio de otro mundo: crónica de una noche de extrañamiento y post Black Metal

*Fotografías: Holy Smoke

Llego a Uniclub con una ansiedad evidente: toca Alcest. La banda vanguardia en el post Black Metal que nos demostró a los jóvenes metalhead de 20 y 30 años como quien escribe que el black no se agotaba en el inner circle noruego de los 80, sino que, muy por el contrario, también podía ser un universo infinito de experimentación, de cruces y contaminaciones musicales y estéticas. Y Alcest tuvo la audacia (y la valentía, tal vez) de trazar y allanar ese camino que dio vida a un montón de proyectos en todo el mundo de crossover black, post rock y shoegaze. Heidegger, el filósofo alemán, habla de precomprensión como ese sentimiento que uno experimenta al saber que está a punto de presenciar un acontecimiento, un hecho sin precedentes.

Eso era lo que sentía y pensaba mientras apaciguaba la manija mientras me tomaba una cerveza sentado en el zaguán de un edificio. Sabía que ver a Neige iba a ser algo singular. Es algo que uno ya nota cuando lo ve en los videos en los que tocan en vivo. Una leyenda viva del Black Metal no solo de Francia (Mortífera, Lantlôs, Peste Noire…), sino en todo el mundo.

Llego temprano, siquiera aún abrieron las puertas. Decido comprar una segunda lata de cerveza en el Coto de enfrente para bajar la manija. La última vez que habían tocado en Argentina, hace 4 años, desavenencias del trabajo y la vida académica no me habían permitido verlos. Esta era una nueva oportunidad. 

Se abren las puertas

A las 19 abren las puertas de Uniclub y ya el salón estaba casi lleno. Esperábamos la salida de la primera banda de la noche, los chicos de .Mar. Un sólido power trío con muchas reminiscencias de math, post rock y metal, formada en 2015. Lo integran Manuel Cernello en la viola, Augus Fernández Britos en bajo y Rodri Torres Pinelli en batería. Una banda que ya había desplegado su impronta y su jerarquía en los escenarios en la fecha de Trivium del año pasado. 

Mar teloneando a Alcest, banda vanguardia en el post Black Metal
.Mar abriendo la noche (Foto: Nicolás Alabarces)

La siguiente banda de la noche fueron los platenses Para establecer un río. Se trata de un ya longevo proyecto musical que ha logrado meter la cuña en un estilo propio y muy singular. Pivotean entre el espíritu de un hardcore estoico y progresiones armónicas con largos pasajes sonoros que pasan de la calma a la desesperación. No faltaron temas emblemáticos, como “23;58;7”, “El cauce” y “Tundra”. El punto álgido que desplegó el juego de voces entre Elías Oldani (bajo) y Juan (guitarra), acompañados en la batería por Nawe Ojeda. A las 20.45 la banda se despide con un público ya afectado y ensimismado por las cadencias estoicas del hardcore platense. Estábamos listos para la revelación definitiva de la noche. 

Los platenses Para establecer un río teloneando a Alcest, banda vanguardia en el post Black Metal
Los platenses Para establecer un río encendiendo el escenario (Foto: Nicolás Alabarces)

La experiencia inmersiva de Alcest en vivo

Tras un largo intervalo en el que sonaron temas de Joy Division y Radiohead (un síntoma muy atinado que daba cuenta de la heterogeneidad del público), a las 21.15 se abre el telón y aparece Neige. Con su semblante tranquilo y taciturno, casi como oficiando de monje con una camisa colorida (¿hawaiana?) y pantalón negro holgado, como el de un ninja. Tras su salida, aparecen junto con él Zero (guitarra y coros), Indria (bajo), dos miembros que acompañan a la banda en sus presentaciones en vivo, además de Winterhalter (batería). No hubo en su aparición una salida grandilocuente, sino un paso sopesado y calmo, como en la inauguración de un ritual que vaticina misterios.

Y así abren el show con el primer tema de su último disco («Spiritual Instinct»), “Les jardins de minuit” [Los jardines de medianoche], cuya poesía ya nos figuraba y nos invitaba a recorrer, a través de su música, el misterioso camino de mundos extramateriales que exceden nuestra consciencia ordinaria: “ll est un chemin masqué qui s’efface… / Se mêlent au cœur, de l’eau bleue qui sommeille / Dans les jardins de minuit”  [Hay un camino enmascarado que se desvanece… / Mézclate con el corazón, agua azul que duerme / en los jardines de medianoche]. 

El público, ya completamente extrañado y alienado con las cadencias mágicas de Alcest, ovaciona a la banda con la finalización del primer tema. El segundo fue “Protection”, del mismo disco, para recién con la tercera canción hacer un repaso de trabajos anteriores, con “Écailles de lune, part. 2” de su álbum homónimo del 2010, que comenzaba a teñir de arranques blackmetaleros a la noche empezando a aguzar la voz podrida de Neige. 

El siguiente fue el turno de “Sapphire”, con la vuelta a su último trabajo, seguido de “Percées de Lumière” y “Sur l’océan couleur de fer”, una seguidilla de dos temas que volvieron a hurgar en las escamas lunares de la noche. 

Alcest: La banda vanguardia en el post Black Metal
Alcest. La banda vanguardia en el post Black Metal (Foto: Nicolás Alabarces)

Hasta este momento, con temas clásicos de la banda, todo era frenesí. Pero con muchísima introspección y un extrañamiento que uno podía notar en las caras de quienes estaban entre el público. 

Con el séptimo tema, la ovación de la gente reveló su nostalgia, al tocar una canción del primer disco de una entonces joven Alcest, «Souvenirs d’un autre monde«, cuyo tema lleva el mismo nombre. 

No fue menos la nostalgia con los siguientes dos, “Oiseaux de proie” del disco «Kodama» (2010) y el emblemático “Autres temps” de «Les voyages de l`âme» (2012), un recorrido de canciones que sintetizó todo el camino trazado por esta singular e irrepetible banda francesa proveniente del sureste francés. 

El cierre

Siendo las 22.32, la banda se despide con un público alienado que aún no retornaba a las señales rudimentarias del mundo ordinario, y así tenía que ser porque faltarían dos canciones más, “Kodama” del disco homónimo y un cierre sublime con “Délivrance”, del disco «Shelter «(2014). Un derrotero de canciones que pasó por todas las facetas de la banda francesa con casi dos horas de show y once canciones en un Uniclub sold out que hicieron de esta fecha algo más que un simple concierto, sino un excursus a universos no materiales y extrasensibles.

Una vez afuera, el mundo ya no me parecía el mismo.

Por lo demás, y dicho no sea de paso, agradezco el gesto y la deferencia de Rueda de la Fortuna Producciones, quien gestionó la posibilidad de esta fecha invaluable y quien me dio la oportunidad de poder presenciarla.

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Nicolas Alabarces

Licenciado en Letras (UNC) y actualmente becario CONACYT en Filosofía Política por la Universidad Autónoma de México (Xochimilco). Tomado completamente por las cadencias malaleche, escucha Metal desde chico, cuando un amigo le pasó un cassette con canciones de Maiden, Hermética, Slayer, Metallica y Sepultura.-

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