Gito Minore: «La literatura y el Metal son las dos grandes pasiones de mi vida, y se unieron siempre»
El escritor y pensador argentino, Gito Minore, nos respondió algunas preguntas
(Foto de Portada: Mar Acosta)
Gito Minore, nacido en abril de 1976 en Buenos Aires, es un escritor argentino con una prolífica trayectoria en poesía, narrativa y literatura infantil. Graduado en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, ha publicado obras como Doble fila, Veniales y mortales, El día que mi padre lloró y Mínimamente, este último traducido al italiano. Desde 2013 organiza, junto a María Inés Martínez, la Feria del Libro Heavy en distintas localidades del país. En 2015 recibió la Beca de Letras del Fondo Nacional de las Artes por su investigación sobre la literatura social infantil en Latinoamérica. Minore también dirige la editorial Clara Beter y dicta talleres literarios. Esto le preguntamos, y eso nos respondió:
– ¡Hola Gito! ¿Cuándo y cuáles fueron los motivos por la cual fusionaste la literatura y el Heavy Metal?
La literatura y el Metal son las dos grandes pasiones de mi vida, y se unieron siempre. La primera vez fue en el año 94, cuando con unos amigos armamos nuestra banda de metal: Perséfone. Ahí tocaba la guitarra y escribía las letras. Algunos de esos escritos formaron parte de Emociones alternas, mi primer libro, que publiqué en el año 95. Después hubo un segundo momento, cuando empecé a hacer algunos poemas con los que grabé un cassette, y se lo llevé a Gustavo Zavala, bajista de Tren Loco, para mostrárselo. Al escucharlo, me dijo: “Esto lo tenemos que hacer juntos”.
Así que él hizo la música de esta serie de poemas y lo grabamos. Eran unos versos introspectivos, algunos incluso medios románticos, Gustavo Zavala le sumó teclados y sintetizadores. La música no era precisamente heavy metal, pero nos convenció. Fue una gran experiencia, ya que yo lo admiraba mucho y hacer algo juntos me pareció muy generoso de su parte. Al poco tiempo salió una nota en el fanzine Metálica con el título «Entrevista al poeta heavy», lo cual también fue un gesto muy noble, de parte de Fabián de la Torre (su director), porque a mí no me conocía nadie y esa nota me dio bastante visibilidad.
Después seguimos haciendo cosas con Gustavo Zavala, grabamos temas en cassettes que quedaron perdidos, que no los llegamos a editar. En el 2009 hicimos el libro de Tren Loco que fue una biografía donde ahí sí ya es literatura sobre heavy metal, fue mi primer libro dedicado íntegramente al género. Después más adelante surgió la feria, el GIIHMA y un montón de cosas más pero específicamente, mi primer libro del metal fue Tren Loco. Pogo en el andén del año 2009.
– ¿Cuál es el objetivo principal de la Feria del Libro Heavy?
Bueno, cuando surgió la idea de la Feria del Libro Heavy, el objetivo fue el de generar un espacio de circulación del material sobre heavy metal argentino. Es decir, todo aquello relacionado sobre el metal nacional (libros, cuadros, películas, esculturas, etcétera). Cuando saqué el libro de Tren Loco, si bien lo presentamos en el Roxy, me quedé con la sensación de que quedaba huérfano, ya que no habían lugares donde si pudiera difundir. Más allá de venderse en las presentaciones en vivo del Tren, no existían otros espacios para que se muevan los libros del género.
Sabía que no era el único libro al que le pasaba lo mismo. Si bien no había una gran producción bibliográfica, ya empezaban a haber algunos textos metaleros. Un poco eso me dio la pauta de hacer algo para ayudar a promocionar nuestro trabajo. No solo en cuanto libro, sino todo lo relacionado a nuestra cultura metálica. Así que en el año 2013 hicimos la primera, y por suerte nos fue bárbaro. Eso hizo que se repitiera, no solo en Capital sino también en otros lugares de la provincia primero (Mar del Plata, Tandil, Ayacucho, Conurbano), y del país, después (Rosario, Neuquén).
– ¿Cuál fue el rol fundamental del recordado Gustavo Zavala en este proyecto de la Feria?
Como te conté, con Gustavo veníamos de hacer ya algunas cosas juntos, principalmente el libro de la historia de su banda. Ni bien surgió la idea de la feria, a uno de los primeros que convoqué fue a él, obviamente, no solo por el libro, sino porque era una de las figuras del metal argentino. A su vez invité a otros músicos reconocidos, algunos de ellos también se acercaron. Ese día, 19 de octubre de 2013, él vino casi para el cierre, no en calidad de orador, sino como amigo y compañero de tantos de nosotros. Aprovechando que estaba, le pedí que suba al escenario y dijo unas palabras alusivas. En ese momento, entre risas, surgió desde el público mismo la idea de que él fuera “el padrino” de la feria, y efectivamente así fue.
A partir de ese día, siempre que podía venía y, antes del show musical, decía unas palabras. También tocó un par de veces, tanto en formato acústico como eléctrico. Gustavo siempre fue un gran amigo, que se alegraba de los logros de los demás, algo que lamentablemente no es muy frecuente en la gente. En este caso, él estaba muy feliz por el crecimiento de la feria, algo que era de todos y todas. Por eso, más allá de que hoy no esté de manera física, sabemos que nos acompaña espiritualmente.
– ¿Qué conclusiones te deja la evolución de la feria a lo largo de los años?
Las conclusiones son súper positivas. Desde el minuto cero, nuestro objetivo fue crear un espacio de encuentro y circulación para el metal argentino y su cultura, y creo –humildemente- que lo logramos. La feria siempre creció, ya sea en cantidad de gente, como en contenidos y obras. Sin ir más lejos, para la próxima edición (la décimo primera, ya) se van a presentar siete libros nuevos. ¡¡Siete libros de metal!! A veces lo pienso y es realmente increíble ¿en cuántos lugares del mundo pasa esto? Eso me pone muy contento pero a su vez me genera un desafío: hay que seguir sosteniendo el espacio que con tanto esfuerzo entre tantos construimos.
– ¿Cómo ves la situación actual del heavy metal nacional en la sociedad?
Hoy el heavy metal es considerado por muchísima gente como un estilo musical importante, tanto por su lírica como por su música. Creo que eso antes no pasaba. Años atrás, la gente se dejaba llevar por prejuicios y se confundía en cuanto al mensaje de nuestra música. Hoy por hoy, creo que cambió, para bien. De todos modos, hay cosas que siguen igual. De más está decir que al metal no se le otorga la misma cantidad de espacio en los medios masivos o en la grilla de los grandes festivales de música, como a otros géneros. Pero, bueno, eso tiene que ver un poco con que esta música nunca fue comercial ni complaciente con el establishment.
Veo que hay muchas bandas, ya con largas trayectorias encima, que siguen tocando todas las semanas, lo cual habla muy bien de ellos, por seguir peleando por el estilo y por seguir trabajando juntos, cosa que no se ve en otros lugares. Quizás, lo que faltaría es que los pibes más jóvenes se sumen un poco más. Si bien hay muchos chicos y chicas que se acercan al metal e incluso tocan (y muy bien) hoy no son mayoría como hace algunos años atrás.
– ¿Alguna vez te tentaron para llevar esta feria a países limítrofes?
Sí. La verdad que sí. En un momento se barajó la idea de hacerla en Ecuador, con unos amigos de allá. Yo tuve la oportunidad de viajar para Quito hace unos años y trabé amistad con un par de metaleros que escribían y andaban en el palo cultural. Hablamos un montón para hacerla, pero no se dio. Donde sí se hizo fue en Bolivia, el año pasado en tres ciudades: Potosí, Sucre y Cochabamba. Si bien, no se llamó Feria del Libro Heavy, sino Feria Nacional de Rock en Bolivia, se hizo con una lógica similar: ponencias, charlas, muestras, stands y al año siguiente (o sea este) publicación del libro compilatorio. Fue una gran experiencia que vivimos junto a Rafa Arias, quien organizó todo en su país.
– ¿Este 2024 cuál será la fecha de la próxima edición de la feria?
El 5 de octubre de este año haremos la 11° Feria del Libro Heavy en Espacio Rincón (Rincón 1330). Ya hay confirmadas más de diez mesas, veinte stands, varios artistas plásticos y los números musicales. Va a ser con entrada libre y gratuita como siempre.
– Se puede decir que el metal extremo en nuestro país escenificó período de conflicto y de lucha, y constituyó y cristalizó un sujeto político muy concreto, particularmente con la emergencia de V8 y luego con Hermética. ¿Creés que hay condiciones para que suceda algo similar con las producciones actuales en la escena del metal extremo nacional y la etapa del capital actual?
Si bien son épocas muy diferentes, en algo se parecen. En ese momento se venía de una dictadura y la bronca que capitalizó V8 en sus letras tenía mucho que ver con esa situación de asfixia padecida unos años atrás. Hoy es otro momento, claramente. No venimos de un sistema opresivo, sino más bien, incluso de uno bastante laxo y permisivo. Sin embargo, más allá de las diferencias obvias, la gente sigue viviendo mal. Hoy, con otros problemas, la bronca se acumula igual.
¿El heavy metal podría tener algo que decir frente a las pandemias, la deshumanización progresiva del hombre, las inteligencias artificiales y todo aquello que hoy afecta y arrincona al ser humano? Claro que sí. Sin ir más lejos, hay cosas que no cambiaron: hoy como a principios de los 80 hay guerras en curso, la corrupción política está vivita y coleando y la represión… a la vuelta de la esquina. Todavía se puede componer mucho metal.
– En este mismo sentido, el de la política, cultura y música extrema, sabemos que la muerte de Iorio generó una tensión al interior de la escena del metal nacional. Ustedes, desde GIIHMA preconizaron una suerte de parricidio. ¿Pero creen que hoy esa misma potencia mesiánica la podría llegar a encarnar alguien hoy?
Nosotros desde el GIIHMA estudiamos su obra con mucha atención. De hecho nuestro primer libro Se nos ve de negro vestidos estuvo enfocado prácticamente en su lírica, obviamente en diálogo con otras en la misma línea. Por eso en el segundo libro Parricidas, tratamos de trazar un mapa de otras poéticas que pudieran estar alejadas de la obra de Ricardo. Trabajo que proseguimos en Impenitentes, tercer libro. En eso consistió el parricidio, un parricidio simbólico en el que intentamos ver que había más allá de la obra de alguien fundamental como lo fue Iorio. Los resultados están en los libros, son mapas diversos, caminos no tan transitados pero que merecen ser escuchados y prestarle atención. En lo particular yo me enfoqué, más allá de Iorio, en otras formas culturales del propio metal: el cine, el video clip, los espacios de circulación.
Respecto a tu pregunta, no sabría que decirte. Quizás en algún tiempo aparezca una figura que de un modo similar a Ricardo pueda congregar como lo hizo él. ¿Por qué no? Pero por el momento no apareció. O si está, aún no nos dimos cuenta.
¡¡¡Gracias por la entrevista, nos vemos el 5 de octubre!!!!