41 años de «This is Spinal Tap»: ¡reestreno y secuela!
La banda más ruidosa de la historia del cine finalmente regresa. Spinal Tap, el trío británico que se volvió leyenda sin haber existido nunca, celebrará sus 41 años. La noticia viene con un doble bombazo: en primer lugar, el relanzamiento en cines durante el mes de julio, de la película original, «This is Spinal Tap«, de la mano de Bleecker Street y Fathom Entertainment. Y en segundo lugar, lo que tal vez sea la película de heavy metal más esperada de la historia: «This is Spinal Tap II: The End Continues», que verá la luz en el mes de septiembre.
La continuación será dirigida nuevamente por Rob Reiner y contará con el regreso de Christopher Guest, Michael McKean y Harry Shearer en sus papeles clásicos de Nigel Tufnel, David St. Hubbins y Derek Smalls, respectivamente. Además, si bien no hemos tenido más que un simple teaser de la película, en IMDB ya aparece lo que aparentemente sería el elenco entero, con grandes sorpresas: cameos de íconos de la música como Paul McCartney, Elton John y Lars Ulrich.
Detrás de la sátira: un espejo filoso y real del heavy metal
Estrenada en 1984, «This is Spinal Tap» es mucho más que una parodia. Concebida como un falso documental (o mockumentary), el film de Reiner retrata la decadencia de una banda ficticia de glam metal británica que, pese a su calidad e imagen, no logra adaptarse a los nuevos tiempos. A través del humor absurdo y situaciones ridículas (bateristas que explotan al morir o escenarios mal armados y exagerados) la película expone con precisión los excesos, inseguridades y ridiculeces del negocio musical de la época en la que se sitúa, además de llevar anécdotas icónicas a la pantalla grande.
Lo interesante del film es que, aunque nació como comedia, se convirtió en una obra de culto dentro del propio mundo que parodiaba. Bandas como Anvil o Black Sabbath han citado momentos de la película como anécdotas cercanas a sus propias vidas. No fueron pocos los músicos que, al verla por primera vez, pensaron que era un documental real. Si bien «This is Spinal Tap» construye desde la burla, tanto de lo dicho está basado en hechos reales que para la época, la comedia quedaba opacada por lo que parecía una crítica hacia la escena y como se veía desde fuera.
Pero lo maravilloso es que Spinal Tap no quedo solamente en una invención para la película. Rápidamente se convirtió en un ícono que perduró, fue parte de shows, festivales, campañas. Incluso hay una anécdota que se da a la inversa con Metallica: en 1990 la banda lanzaría su homónimo, también conocido como «Black Album», cuando en la película del ’84 la banda lanzaba un álbum completamente negro en protesta de la censura, generando un gracioso sketch en el backstage de algún festival que compartirían ambas bandas. Dato no menor: algo similar pasó con V8 un año antes, en el ’83 al lanzar «Luchando por el Metal». Andá a saber si los Taps no se basaron en la obra de Ricardo.
La secuela que queríamos, y que se necesitaba
La existencia de «This is Spinal Tap» y la ansiedad generada por su secuela subrayan una realidad: el cine ha ignorado en gran parte al heavy metal como cultura. Las excepciones puntuales como «Metal: A Headbanger’s Journey» hacen referencia a documentales que ya han quedado «viejos» por así decirlo: la escena ha crecido muchísimo más desde la exposición de la cultura en la pantalla grande.
Podemos agarrarnos de la idea simple: una biografía novelizada como «The Dirt» donde se cuente con crudeza la historia de una banda, pero que ya conocemos. Documentales tendremos siempre, pues nuestra escena está rodeada no solo de músicos, sino de hechos históricos, como el día que Bruce Dickinson fue a dar un show en medio de la guerra. Hoy podemos contar con producciones como «Heavy Trip» (cuya secuela se lanzó el año pasado y de la cual hablaremos próximamente en este segmento) que son contadas con los dedos de las manos, pero que abordan el género desde la comedia como elemento principal. Faltan más piezas de ficción, como«Malmhaus» o «Sound of Metal» que cuenten otras historias, más oscuras o reales.
«This is Spinal Tap» fue pionera, y aún hoy, 41 años después, sigue siendo uno de los retratos más icónicos de la escena. Que vuelva a los cines y tenga secuela es una celebración. Debe también tomarse como una señal: el metal, con toda su historia y su potencia narrativa, puede lograr grandes cosas, y merece mucho más espacio en la pantalla grande.
