El Hard Rock de culto brilló en Montegrande de la mano de El Reloj y Saúl Blanch
Crónica del show realizado días atrás en el Teatro Greison
La noche del viernes 6 de septiembre partimos hacia Buenos Aires. Atrás quedó Córdoba, y nuestras ansias por vivir un evento único crecían. A casi 40 km de Capital Federal, en la ciudad de Montegrande, viviríamos el encuentro con el fuego sagrado que encendió aquel rock pesado argento, que dio origen a todo lo que conocemos como heavy nacional. El ritual donde verdaderas leyendas vivas del rock pesado y el metal se encontrarían tocando en un mismo lugar. En síntesis, dos pesos pesado de nuestra escena: El Reloj y Saúl Blanch.
El espíritu de lo que iba a acontecer se pudo sentir al momento de llegar al Teatro Greison, donde la vereda ya estaba copada de motos choperas, camperas de cuero, tachas y parches de los congregados, que esperaban para ver a los padres de un movimiento, el rock pesado, al que nunca abandonaron.
La apertura de la noche
El interior del recinto estaba a tope esperando a que se abra el telón para la primer banda. Y esta fue Sorcerer. La presentación de estos muchachos, abriendo un concierto para dos gigantes de nuestro movimiento, estuvo muy a la altura en la labor que se les encomendó. Vimos una banda de Heavy Metal, del más puro. La voz de Charly Coria, un cantante de gran trayectoria en la escena de Buenos Aires, y el bajo de seis cuerdas de Eduardo Grandin, con su potencia hicieron vibrar el salón de solo comenzar el concierto. Recordemos que ambos fueron compañeros en la recordada banda Man in Pain. El resto de la banda impecable en sus ejecuciones, desde la afilada guitarra de Arturo Santa Marina, hasta los apocalípticos golpes del baterista Mariano Riva.
Brindaron un espectáculo que constó de temas propios de sus dos álbumes de estudio. Sin embargo, también hubo tiempo para presentar un tema nuevo, perteneciente al tercer disco, en el que ya están trabajando. Los temas fueron «Cosmic ice», «Facing up the Storm», «Of Deities and Wrath», «Black Sunday» (tema nuevo), «Strange and Twisted Gods», «One whit the Universe», «Lucifers Command» y «, «Feel my Hate». Luego del show de 40 minutos se cerró el telón.
El Reloj
El lugar ya estaba a tope. La gente ansiosa miraba, detrás del humo, las sombras recortadas sobre el telón rojo que armando el escenario era acompañadas por temas como «Smooth Dancer», de Deep Purple, «Hole in the Sky», de Black Sabbath o «Run to the Hills», de Iron Maiden, entre otros. Himnos que determinaban cuál era la movida de esa noche. Hasta que se abrió el telón, y allí estaban Osvaldo Zabala y Eduardo Frezza, como dos legendarios guerreros, portando en sus instrumentos todo el poder vivo del Rock nacional de los ´70, del Rock progresivo, de las bases del Rock Pesado argentino surgido en el oeste del gran Buenos Aires, donde está el agite. Así arrancaba una de las bandas de culto más importantes de la Argentina.
De fondo, la imagen proyectada de aquella imponente criatura con cuerpo de hombre con diez brazos y cabeza de ave sobre un reloj de números romanos. Entre la locura, gritos y aplausos de la gente, El Reloj arrancó con “Más fuerte que el hombre”. Una demostración de su extraordinaria y compleja música. Una muestra cabal de que son capaces de dar una digna batalla al tiempo (el que és mas fuerte que el hombre), sonando con la misma potencia y virtuosismo que los destacó cincuenta años atrás. Esa canción del primer disco, editado en 1975, nos ofrece una exquisita conversación con tintes progresivos entre la guitarra de Zabala y el bajo de Frezza, acompañados por la batería de Maxi Zabala, hijo de Osvaldo, quien cumple con la exigente tarea de reemplazar al legendario baterista Juan «Locomotora» Espósito, y lo hace con creces!
“El Viejo Serafín” y “Vuelve el Día a Reinar” (del primer simple de 1973), fueron los temas con los que continuaron repasando la primer época de El Reloj. Así se presentaron a dos miembros nuevos, en los teclados José Sanmartino, llegó en reemplazo de Richard Arena, tecladista de trayectoria que estos últimos años formó parte en esta nueva etapa de El Reloj. Un músico no muy fácil de reemplazar, pero que Sanmartino estuvo a la altura. Mientras que en guitarra el otro nuevo miembro es Alex Filierin, quien también tuvo la oportunidad de demostrar sus virtudes en este instrumento.
Luego vino un tema dentro de todo nuevo, “America siente”. Aprovechando la presentación de este tema, anunciaron que hay disco nuevo, pero apenas terminaron de tocar, nos llegamos por la mesa y ya no quedaban. Pasado el descanzo entre la charla y detenerse a escuchar un tema nuevo llegó una etapa un poco mas pesada, “El Sol del Corazón” y “Amistad Universal”, este último tal vez haya sido el primer tema de Metal Progresivo en nuestro país, del disco «Santos y verdugos», de 1994, cuando se volvió a juntar la formación original completa. Cabe aclarar que en esta etapa, la banda estaba volviendo a ser el primer El Reloj, retomando lo que fue la idea de la formación original.
Luego del pogo generado, llegó algo de calma. Fue de la mano del gran clásico de la banda, “Blues del atardecer”. Un tema que conmovió al público por la acertada interpretación de Eduardo Frezza en la voz, como también de toda la banda, y que terminaría con todo el poder de aquel mítico final que parece tener varios finales, uno mas pesado que el otro, y con su respectivo solo de batería ejecutado con precisión y velocidad por Maxi Zabala. La letra fue coreada por el público. Algunos tal vez recordando al fallecido Ricardo Iorio. Recordemos que el emblema del Metal Argento fue un seguidor de la banda desde muy temprana edad, y que de alguna manera repopularizó el tema. Terminado el clásico, tocaron otro tema del nuevo disco, titulado “Los Cinco Elementos”. Una obra musical muy interesante que les recomiendo que presten atención.
De ahí en adelante el show continuó con temas de la primer época. Otro clásico, “Haciendo blues y jazz”. Allí Osvaldo Zabala se despachó con un virtuoso solo de guitarra de mas de tres minutos. Aprovecho para contar que quien nos ayudó a llegar hasta Montegrande fue Luis Castillo, maestro luthier de La Matanza. Fue él quien puso a punto la Les Paul Custom, color natural con tapa de arce, con la cual ejecutó sus magistrales solos. Así le dio lugar al nuevo guitarrista, que también mostró sus capacidades con otra Les Paul, esta vez negra, y que dio paso también a un solo de teclado. La perfecta relación entre el bajo y la batería fue la base sobre la que los demás instrumentos hicieron su “Blues y jazz” durante casi 10 minutos. Asi confluyeron en el final del tema con el riff intro de «Haragán (Lazy)» de Deep Purple.
Continuaron “La Ciudad Desconocida”, “Camino al Estucofen”, “Hijos del Sol y la Tierra”… ¡todos temas muy progresivos! Y por último otro clásico que también fue coreado por el público, “Alguien mas en quien confiar”. Cuando ya parecía todo terminado, finalizaron con “El mandato”, el primer tema de su primer sencillo de 1973, que ya cumplió 50 años. Pero en la versión que regrabaron en 1994, con el poder infernal de un doble bombo Heavy Metal que generó el último pogo de este segmento del recital.
El Reloj es una de esas bandas donde el universo confabuló para reunir a músicos gigantes. Cada uno irremplazable (aunque haya habido a lo largo de los años varias formaciones, indispensables para que una banda pueda continuar). Y si bien hoy Willy Gardi, Luis Valenti, y «Locomotora» Espósito no están en este plano para formar parte de esta reunión de la banda, los muchachos los mantienen presentes con su música sobre el escenario. Zavala y Frezza están mas vigentes que nunca en la escena. Como dijimos al principio, si el tiempo es “mas fuerte que el hombre”, aquí se encontró con dos dignos contrincantes.
Saúl Blanch
Pasados los minutos necesarios para el cambio de escenario, y con el público impaciente, llegó el momento de que aparezca en las tablas otro histórico del Hard Rock en Argentina: Saul Blanch. Llegó con un show especial, que viene haciendo desde hace un tiempo, los 35 años del emblemático álbum “Rata Blanca”. Ya con todo el público pegado al escenario, esperando por escuchar los clásicos de aquel disco, para muchos el mejor de Rata Blanca.
El inicio fue con un clásico inoxidable, «La misma Mujer», que generó la ovación e hizo explotar de alegría a los allí presentes. Pero la intensidad subió aún más cuando enganchó esta canción con el emblemático tema «El sueño de la gitana», conectado con un himno del Rock metálico nacional, de esos que nunca pierden vigencia: «Chico callejero». A Saúl se lo ve muy bien, pareciera que los años no le pesan. En lo que respecta a la banda que lo acompañaba, se vio una banda sonando ajustada y precisa.
Como la ocasión era celebrar los 35 años de la ópera prima de Rata Blanca, siguieron cuatro temas también debenidos en clásicos. Como una seguidilla de golpes al mentón llegaron «Rompe el Hechizo», «Gente del Sur», «Solo para Amarte» y «El ultimo Ataque». Canciones que lamentablemente la banda liderada por Walter Giardino casi no ejecuta en vivo, y que son muy valoradas por el público. En lo que respeta a las ejecuciones, gran trabajo de sus compañeros. Para destacar la labor del guitarrista principal, que se acomodó al guión principal marcado por Giardino hace ya 35 años. Los fuertes aplausos entre tema y tema eran una muestra cabal de la aprobación del respetable.
Pero no todo era celebrar las tres décadas y media de historia de aquel álbum, uno de los mejores debuts discográfico del Rock argentino. Tambien llegó el momento de repasar la trayectoria solista del gran Saúl, lo cual muchos fuimos a presenciar. El puntapié inicial de esta segunda etapa fue con «No te descuides de la traición», seguido de «Días de tanta Locura». Ambos pertenecientes a su primer placa, «Fiel a sus Fieles», de 1990. Por lo visto había muchos conocedores de la discografía del mítico vocalista, ya que muchos cantaban y acompañaban los estribillos, al igual que en la primera parte del show.
Ya sobre el final, el maestro se despachó con tres de los clásicos su propia cosecha. Llegaron «Negras Noches, Tristes Días», de su último álbum solista, enganchado con el clásico «Dama de la Eternidad», para cerrar con «Traidores en la Corte del Rey Tuerto». Este último, con un fuerte contenido político, de crítica directa a la corrupción en algunos representantes. Se fue ovacionado, y aunque algunos pidieron «una más y no jodemos más», el maestro determinó que ya era el final. Tal vez nos hubieran gustado más temas de su etapa solista, o incluso de Plus, su primer banda.
Una noche de primer nivel. Con dos números musicales con toneladas de historia encima, y una banda de apertura que estuvo a la altura de lo que la ocasión requería. Ojalas más espectáculos como estos lleguen también al interior del país, donde hay un gran número de seguidores de estos legendarios artistas. Agradecemos a Paya Sosa, manager de El Reloj, por permitirnos cubrir esta fecha para Vientos de Poder, como medio de prensa.
Crónica: German Di Mauro
Fotografías Portada/El Reloj: Matías Nicolás Estella
Fotografías Sorceres/Saúl Blanch: Gabriel Savan
Gracias , fui a ver mi grupo de los 70′ El Reloj y al inmenso Saúl Blanch , que firmó el cd de Rata Blanca y el disco de Plus , muy buena onda es , » fiel a sus fieles» y de El Reloj, que contar son !!…el hard rock , argento, aguante » los relojeros»
Hermosa noche …llena de nostalgia y el mejor heavy rock que nos dio este hermoso país !!!