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Juan Brujo: memoria del consejero narco más chingón de la escena deathgrind

La muerte del vocalista líder de la banda Brujería no ha pasado desapercibida en la escena del Metal global. Se trata de una banda que marcó un surco poderoso y ciertamente rizomático —que ha suscitado, preconizado y realzado, con muchísima dignidad y una impronta propia y singular— un subgénero de la música extrema.  Pero como ella sólo hay una sola. “No aceptamos imitaciones”, grita Juan Brujo en una de sus canciones, consciente de este efecto polínico del death grindcore en el mundo. 

A modo de necrológica, queremos recorrer o, mejor dicho, recordar algunos de los aspectos que hicieron de Juan Brujo uno de los vocalistas malditos y, por lo mismo, particularmente más entrañables del metal extremo.

La muerte, ese suceso inesperado

Juan Brujo, el líder de Brujería, falleció a los 61 años, en un hospital de Ohio, luego de que sufriera un ataque al corazón. En las redes sociales oficiales de la banda, publicaron un comunicado para transmitir la triste noticia:

«Con profunda tristeza tenemos que anunciar que nuestro líder Juan Brujo falleció hoy».

El anuncio del deceso estremeció y conmovió a propios y ajenos, incluso a pesar de que unos días antes habían decidido cancelar los shows que Brujería tenía previstos en su gira en ciernes, misteriosamente «debido a una emergencia médica grave». Nadie podía saber de qué se trataba, pero, desde luego, resultaba ominoso.

El lunes 16 de septiembre, el grupo publicó: «Lamentamos anunciar que debido a una emergencia médica grave, BRUJERIA se ve obligada a cancelar todas las fechas de su próxima gira hasta nuevo aviso. Pedimos disculpas a todos nuestros fans y pronto les informaremos sobre la situación. Gracias».

El guitarrista de Brujería, Anton Reisenegger, dio a conocer la noticia del grupo en sus redes sociales y agregó: «Gracias a todos los que han expresado su preocupación. Estoy bien, no soy yo el del problema de salud, simplemente no puedo decir mucho más en este momento».

Brujería

Brujería despide a su brujo

«Juan sufrió un ataque cardíaco la madrugada del lunes, después de un día de descanso de la gira ‘Mexorcista’ en Saint Clairsville, Ohio», dice el comunicado del grupo recientemente publicado. «Los servicios de emergencia lo llevaron al hospital más cercano en Wheeling, Virginia Occidental, pero, a pesar de los grandes esfuerzos del equipo médico, murió esta mañana.

«Su familia, amigos y compañeros de banda están devastados y desean lamentar su pérdida en privado, mientras agradecen el amor y el apoyo de los fans».

Se trata de la segunda muerte de un integrante de Brujería en lo que va de este año. Pinche Peach, otro de los vocalistas, falleció meses atrás a sus 57 años de edad.

Ni pinche güero, ni mexicano nativo: pocho

“Ser pocho es más duro que vivir en México. Ser mexicano en EE. UU es un infierno. Los mexicanos no te quieren, los güeros no te quieren, nadie te quiere”, relata en una entrevista para Summa Inferno. 

Pocho es el neologismo despectivo y ulteriormente apropiado por la comunidad mexicana que, hija de padres mexicanos, nació en Estados Unidos. Pocho, etimológicamente, significa “los que están del otro lado”. 

Se trata de una condición de borde, de contorno impreciso, que no define nunca la identidad. En esas condición de vizconde demediado atravesó su vida Juan Brujo.

“De chavo, cuando era joven y bello (risas), podía sentir el odio y la rabia de los gringos cuando me miraban. Crecí con ese odio en mi piel. Se los debo agradecer, porque eso me hizo dar cuenta de dónde venía, cuál es mi raza y quiénes nos dominaban”, relata en la misma entrevista.

No puede negarse que Brujería forjó su identidad musical y estética sobre la base de este odio y esta rabia de raza, que devolvió, con el mismo encono, contra su propio amo histórico: Estados Unidos. El güero es el depositario simbólico y recurrente de su poética, quien va a concentrar arquetípicamente la condición de abuso, opresión, racismo y dominación. 

“¡Pinche cabrón, hay que joder al wey!”.

Orígenes: satanismo, resistencia y crimen organizado

“Recientemente tuve que defender la raza contra Donald Trump, porque eso sí era algo cabrón acá. Sacamos unas canciones contra él echándole sal al pinche racista. Y lo que pasó, después de seis meses de esas canciones, fue que me mandó el FBI a mi casa, con chalecos de bala y completamente armados, pistolas en las manos, para hablar conmigo por mis canciones. El pinche Trump me conoce bien”, dice Juan Brujo en la entrevista que brinda para Summa Inferno.

No era la primera vez que Juan Brujo pasaba por un evento como este. Brujería siempre fue una banda que resultaba ciertamente incómoda e incisiva. Recordemos, si no, sus inicios y los problemas con la INTERPOL. El componente chicano principal de la banda se inspira en la historia que horrorizó a México y al mundo entero el 11 de abril de 1989 en el Rancho Santa Elena, en la localidad de Matamoros. Allí un grupo de narcotraficantes, los narcos-satánicos, celebraban ritos relacionados con la religión Palo Mayombe para que sus crímenes pasaran inadvertidos por las autoridades. Lo hacían con sacrificios humanos en ritos y misas negras. 

Formada de manera muy casual en las postrimerías de los años 80, y en ocasión de una fiesta, Brujería sale a escena a manera de broma con seis batos de rostros cubiertos con pasamontañas. Todos ellos, y con el afán de conservar el anonimato, se presentaban con sus nombres de guerra zapatistas. «Asesino» (o Dino Cazares de Fear Factory en guitarra), «Jr. Hozicon» (Director diabólico), «el Fantasma» (batería), «el Güero sin fe» (o Billy Gould de Faith No More en bajo) y el celebérrimo «Juan Brujo» (en voces).

Se trataba de una irrupción muy disruptiva en la escena del Metal en particular y de la cultura en general. Sobre todo teniendo en cuenta los años en que comienza a tomar fuerza uno de los movimientos de liberación más importantes de la historia mexicana, el EZLN (por sus siglas, Ejército Zapatista de Liberación Nacional) a partir de la “Cuarta declaración de la selva Lacandona”. 

Es en ese marco de convulsión política que emerge Brujería. Y no casualmente, ya que, por su forma de mostrarse públicamente, todos parecían salir de algún caracol zapatista. Tanto así que, en ocasiones (tal como cuenta en una famosa entrevista Juan Brujo), llegaron a confundir un mensaje por video de la banda como una amenaza terrorista. Esto llevó a la INTERPOL a ordenar la captura de la banda. 

La raza no olvida, la raza sigue odiando

Juan Brujo supo darle esa identidad sucia a la banda. Brujería surca ese tipo resistencia contradictoria. Se trata de una resistencia chicana, como la propia historia de México. Pancho Villa era un pistolero petardista, un cuchillero de la garganta de los ricos que repartía su botín a los pobres, a los menesterosos de su tierra. “¡Matando güeros! Estilo Pancho Villa”, reza un sintagma de la canción del disco homónimo. El cuchillo de Pancho Villa se conmuta por el largo machete que blande Juan Brujo, el gladius, o el pene (por su etimología), el “pititis” mexicano. Porque acá, como dijimos, no es una resistencia con modales yankees ni europeos. Se hibrida el machismo pocho, el arma del crimen, pero también con el símbolo por antonomasia de la Revolución Mexicana. 

Rercordaremos a Juan Brujo por sus conciertos revolucionarios, con su machete amedrentando al público, sacando chispazos en el suelo. Todos nos estamos preguntando qué será de Brujería sin su imponente presencia. “¿Quién nos va a cuidar?”.

Que vayan estas nuestras palabras a modo de rezo y recordatorio. 

¡Que viva el Brujo!

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Nicolas Alabarces

Licenciado en Letras (UNC) y actualmente becario CONACYT en Filosofía Política por la Universidad Autónoma de México (Xochimilco). Tomado completamente por las cadencias malaleche, escucha Metal desde chico, cuando un amigo le pasó un cassette con canciones de Maiden, Hermética, Slayer, Metallica y Sepultura.-

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