El Live Aid, y un millón de dólares para la guerra

Se trata del evento que dio origen al Día Mundial del Rock

Días atrás celebrábamos el Día Mundial del Rock, en clara alusión al mega festival Live Aid, del 13 de julio de 1985. Organizado por el cantante, empresario y actor Bob Geldof, se realizó con el objetivo de calmar la hambruna en el cuerno de África. Logró reunir en dos escenarios en simultaneo a muchas de las mayores estrellas del firmamento del Rock mundial. Una causa noble, con gestos intachables y solidarios, pero que finalmente no cumplió su cometido. Muy por el contrario, por un error de logística, terminó ayudando a financiar a los grupos rebeldes, generando más muerte y desolación en la zona.

Escenario del Live Aid en Londres
Un poco de contexto

Corría la década de los 80’s. El mundo seguía siendo un lugar convulsionado, los baños de sangre estaban presentes por todo el globo terráqueo. Desde los atentados contra figuras de primera plana como John Lennon, el presidente egipcio Anwar el-Sadat o Juan Pablo II (este último el único que salvó su vida milagrosamente) hasta los conflictos bélicos de Malvinas, Afganistan, Indochina, Iran e Irak, o las guerras civiles en Uganda, Sudan, Mozambique, Etiopía y Sri Lanka por nombrar una pequeña parte. Entre estos conflictos armados, uno de los más cruentos fue el de las guerras civiles en el cuerno de África, precisamente en Etiopía y Somalía. Además de los sangrientos enfrentamientos, una sequía inédita azotaba la región, generando cientos de miles de fallecidos y desnutridos, en medio de las balas y las bombas. Una crisis humanitaria sin precedentes.

Quien decidió tomar cartas en el asunto para ayudar a aliviar la situación fue el líder de la banda The Boomtown Rats, Bob Geldof. También conocido a nivel mundial por haber protagonizado la película «The Wall», de Pink Floyd. El artista y empresario decidió viajar a la zona, para ver con sus propios ojos esta cruda realidad, y analizar la mejor forma de solidarizarse. Así en sociedad con amigos y su compañera Paula Yates (reconocida conductora de la BBC de aquellos años) creó un grupo benéfico conformado por artistas de primer nivel, principalmente británicos e irlandeses. Su criterio de selección fue cuán famosos eran, pues esto sería determinante para darle una mayor notoriedad al proyecto.

Bob Geldof, organizador del Live Aid, recorriendo Etiopía

El mega festival doble

Luego de editar un sencillo que logró un buen número de ventas, el 13 de julio se realiza un mega concierto en dos estadios de manera simultánea: en el Estadio de Wembley de Londres, y en el John F. Kenedy de Filadelfia. Allí logró reunir a las mayores bandas del Hard Rock y Metal de aquellos años, tales como Led Zeppelin, Queen, Black Sabbath, Reo Speedwagon, Ozzy Osbourne, The Who o Judas Priest, y a las grandes estrellas del Rock: Paul McCartney, Bob Dylan, Santana, Dire Straits, Elton John, Sting, entre muchos otros. Hubo también quienes rechazaron la invitación por no estar del todo convencidos de la causa benéfica, entre ellos Deep Purple, AC/DC, Journey o Van Halen (aunque estos porque acababan de sufrir la partida de David Lee Roth).

Black Sabbath en el Live Aid
Black Sabbath reunido por única vez con Osbourne en el Live Aid

El evento quedó grabado en el anecdotario de la historia del Rock por varios motivos. El explosivo show de Queen en Wembley, que en 20 minutos realizó un resumen impecable de su carrera, y aun hoy es considerado por los críticos la mejor performance de Hard Rock en vivo. El olvidable regreso de Led Zeppelin, con Phil Collins reemplazando a John Bonham en la batería de una manera desastrosa. El primer y fugaz regreso de Ozzy Osbourne a Black Sabbath en Filadelfia, que quedó solo en tres temas y nada más hasta la década siguiente. La gran muestra de carácter de unos Judas Priest que se abrían paso en la escena mundial a pasos agigantados, plagado de desperfectos técnicos, pero que no opacaron su demostración de energía y talento. Y hubo muchas más, pero no van al fondo de esta columna, tal vez profundicemos en esto en otra oportunidad.

Lo cierto es que terminó siendo uno de los eventos musicales más vistos a escala global, transmitido en directo vía satélite en más de 72 países, y con una recaudación que superó los 100 millones de dólares. Tal fue la repercusión, que a partir de ese día, se instauró el 13 de julio como «El Día Mundial del Rock». Una movida solidaria, de la música más grandiosa de todos los tiempos.

Pero el dinero fue a parar a otras manos…

Cien millones de dólares es una cifra demasiado abultada. Sin dudas podría haber solucionado la gran hambruna que golpeaba el cuerno de África y calmar miles de vidas. Pero lo cierto es que finalmente no fue así. Más del 90% de aquella fortuna que salió del corazon y el esfuerzo de grandes artistas, terminó en manos de una de las guerrillas etíopes. En vez de invertirse en alimento y medicinas, se invirtió en el juguete favorito de las bestias, las armas.

Todo salió a la luz luego de la investigación de un programa radial de la reconocida y multipremiada BBC de Londres. Incluso se filtraron testimonios de primera mano de algunos mandos del Frente de Liberación Popular de Tigrayan (fuerza armada maoista también conocida como Woyane). Una organización separatista que estaba enfrentada con el gobierno oficial de Etiopía de aquel entonces, encabezado por el líder comunista Mengistu. Supuestamente haciéndose pasar por mercaderes árabes, tomaron el dinero y entregaron a cambio miles de bolsas llenas de arena, en vez de granos de trigo y maíz como estaba pactado. Con esta treta ganaron la guerra interna, y hasta el día de hoy muchos de sus antiguos miembros siguen al frente del gobierno etíope.

Live Aid

Posiblemente todo esto se hubiera evitado si Geldof hubiera escuchado los consejos de varios colaboradores y expertos de relaciones diplomáticas, o experimentadas ONGs como Médicos sin Fronteras o la Cruz Roja. Estos le pedían que aguardara un tiempo para hacer la distribución de ese dinero. Estimaban que era necesaria una infraestructura adecuada y el apoyo de fuerzas militares occidentales que aseguren un reparto seguro y equitativo del dinero. Pero hizo caso omiso, y la fortuna recaudada para paliar el hambre, fue destinada a la compra de armamentos, y por ende a la profundización del drama y el aumento de muertes.

Ya lo dice una célebre frase de un Santo del siglo XII: “El camino al infierno está construido de buenas intenciones”.

Cerramos este artículo con la impecable presentación de los legendarios Queen

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Agustin Di Mauro

Licenciado en Ciencias de la Información (UNC), especializado en medios gráficos y digitales. Redactor y editor de Vientos de Poder desde 2012. Melómano apasionado del Metal. ¡Más Judas Priest, menos Poison!

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