Hace 25 años nos dejaba Osvaldo Civile, un prócer de las seis cuerdas

Un miércoles 28 de abril de 1999, inesperadamente dejaba este plano el gran guitarrista argentino

Hoy se está cumpliendo un cuarto de siglo de la desaparición física de uno de los guitarristas más icónicos del Heavy Metal nacional, nuestro querido Osvaldo Civile. Un personaje que supo meterse en el corazon de cada metalero argentino a fuerza de solos de guitarra salvajes, canciones inoxidables, anécdotas inauditas y sinceras declaraciones ante los medios o desde el escenario. Parte fundamental de V8, el motor de la escena nacional, y lider y fundador de Horcas, que aun sigue activa manteniendo su legado. Siempre mantuvo el perfil bajo y nunca dejó de ser uno más de las brigadas metálicas. Días atrás se confirmó que en el ultimo trimestre del año saldrá una libro biográfico de su figura. Recordamos en esta líneas al gran prócer de la escena argentina.

Civile
Osvaldo Daniel Civile

Nacido un 21 de octubre de 1958 en el Hospital Bernardino Rivadavia de Capital Federal, Osvaldo se crío en Villa Raffo, del partido Tres de Febrero. Siendo el mayor de tres hermanos, encontró su pasión por la música desde muy pequeño, ya participando en los actos escolares. Sus padres contaban tiempo atrás que ya de pequeño era el terror de los vecinos por sus travesuras. Es cuando cumple 13 años que su padre, Daniel Civile, le regala su primer guitarra y lo incentiva a seguir por el sendero de la música. Así durante su adolescencia arma su primer banda de covers, llamada San Francisco, junto a músicos mayores que él. Tocaban temas de Los Gatos, Manal, Pappo, Color Humano, etc…

Poco tiempo después comienza a tener sus primeros acercamientos a la música pesada cuando forma parte de Escarlata, junto a músicos que luego serían reconocidos en la escena nacional, como Fernando Pita (recientemente fallecido, líder de Heroicos Sobrevivientes), Gustavo Rubio (fallecido en 2022, bajista de Trepanador, y hermano mayor del actual batero de Malon, Javier Rubio) y el baterista Coa González. Poco después llegan los tiempos de Te de Brujas, en formato trío, con el bajista Gustavo Perugino (luego en Kamikaze, y actual Yafal Power Trio). Si bien la banda nunca llegó a tocar en vivo, quedó el mito dando vueltas. Fue en esa época que intenta ingresar como guitarrista en Alarma, el génesis de lo que sería luego V8, pero es rechazado principalmente por diferencias musicales y ser algo mayor que los integrantes de la banda.

Luchando por el Metal

Pero la vida tiene sus vueltas. Luego del famoso festival en Chacarita en 1982, donde V8 toca por última vez como trío con «Chofa» Moreno y «Pesadilla» Colantonio, el bajista queda solo. Luego de anunciar públicamente que era la última presentación de la banda, Osvaldo que estaba entre el público se acerca a Ricardo y le dice que la historia no puede acabar ahí, y que él debe ser el guitarrista. «Chofa» le da el visto bueno y Ricardo accede. Solo faltaban un baterista y un vocalista, y asi desde WC, una de las bandas que había tocado aquella noche, se acercan Alberto Zamarbide y Gustavo Rowek. Y es el comienzo de una gran historia, la que abre una escena.

Primeros días de la formación clásica de V8 (Foto: Maria Martinez)

Juntos grabarían el manifiesto del Heavy Metal argentino, «Luchando por el Metal». Este salió poco después de aquella legendaria presentación en el B.A. Rock ’82, bajo el padrinazgo de Pappo, ante miles de hippies que le tiraban naranjazos, sin que se achiquen ni un milímetro. Por el contrario, la banda redobló la apuesta. Ese hecho sería el bautismo de fuego del género en nuestro país. Al año siguiente, en 1983, llegan los exitosos Baron Rojo a la Argentina, y V8 es la banda elegida para abrir la noche ante un nutrido público.

Civile

Confirmado por sus propios ex compañeros, Osvaldo fue el arquitecto del sonido de aquellas composiciones, ya que era el que tenía más experiencia. Un verdadero iluminado, influenciado por el sonido de Jimmy Page, que tenía un machaque diferente al resto, más armónico y no tan palmuteado. Incluso cuentan sus asistentes de aquellos años que tocaba con el pedal de wah-wah encendido durante todo el set, para obtener ese sonido tan particular, que hace que lo identifiquemos a la primera escuchada. También su estrecha amistad con otro genio de las seis cuerdas como Pappo, también influyeron en su forma de tocar, inclinada hacia sonidos más bluseros.

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Civile y Pappo

La aventura duraría hasta 1985, luego de la salida del mítico «Un Paso más en la Batalla». Mientras las discusiones espirituales entre Iorio y Zamarbide eran cada vez más elevadas de tono, Osvaldo estaba más allá de todo por su problema con las adicciones. Así la banda decide viajar a Brasil para buscar un salto de calidad, ya que acá estaba todo muy dificil. En el país vecino se termina de romper la formación. Mientras cantante y bajista regresan, guitarrista y baterista se quedan a probar suerte ahí con pésimos resultados. Incluso terminando presos en un par de ocasiones.

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Regreso a la Argentina

Las cosas no salieron como esperaban, y nuevamente en nuestro país, junto a Gustavo Rowek y Rodolfo Cava, comienzan a armar un nuevo proyecto musical: Horcas, «porque estamos todos con la soga al cuello». Por aquellos días llegó a oidos de Osvaldo el disco «Ride the Lighting», de Metallica, y marcó la línea musical que quería para esta nueva banda. Sin embargo, el tema adicciones nuevamente puso palos en la rueda, y baterista y cantante se fueron a armar Rata Blanca junto a Walter Giardino, de Punto Rojo. Pero esto no detuvo sus planes, y luego de convocar a Hugo Benitez, Silvio Salerno, Marcelo Peruzzo y Gabriel Ganzo, graban un demo de cuatro temas («Reinará la Tempestad», «Ardiendo en Llamas», «Mentes Perversas» y «Cosas Enfermas»). Debutan el 15 de noviembre de 1987 en el local Midnight, de Rafael Castillo, ante un nutrido grupo de amigos y conocidos.

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Foto: Sergio Assabbi

Los primeros tiempos no fueron fáciles, recién 1990 logran una formación estable y publican su primer LP: «Reinará la Tempestad». En formato de cuarteto, estaba en el bajo el virtuoso Eddie Walker, que luego partiría a Lethal, porque veía poca regularidad en los ensayos. Uno de los temas que se llevó a su nueva banda fue «Warriors», inicialmente compuesto para Horcas. Así ingresa en su lugar el «Topo» Yañez, y con el ingreso de Oscar Castro en la otra guitarra editan en 1992 «Oid Mortales el Grito Sangrado». Un álbum con composiciones más pulidas y muchas más horas de grabación que el anterior. La mayoría de las canciones fueron compuestas por Castro, y Civile les dio el toque final. El éxito de este trabajo los lleva a abrir varios shows internacionales de gran envergadura: Metallica, Exodus y Motörhead. La popularidad de Horcas venía en franco ascenso.

Civile y la primera formación oficial de Horcas
Una historia de claroscuros

Pero como hablamos de una historia con muchos vaivenes, esta vez no fue la excepción. Problemas con la productora de sus espectáculos, Narvax, llevan por un lado a la salida de Gabriel Ganzo primero, y de Hugo Benitez tiempo después, y por otro lado la banda por cinco años no puede grabar material por cuestiones legales. El proyecto de Osvaldo, que solo quería realizar su arte, queda en un impasse por motivos burocráticos. El grupo parecía disuelto cuando aparecen Roberto Avalos, de la sala «La Cripta», y Marcelo Cabulli, del sello Nems, para ayudar a reflotar la historia. Y con el ingreso del guitarrista Sebastián Coria, el baterista Guillermo de Luca, y el cantante Christian Bertoncelli, todo vuelve a tener sentido. Este último era el tatuador de Osvaldo, a quien nuestro procer definía como «un Eric Adams que hace tatuajes», y tenía una banda llamada Esotérica.

Es en 1996 que se realiza el recordado Metal Rock Festival I, donde participan Horcas, Rata Blanca y Logos, todas agrupaciones de los ex-V8. El gran ausente fue Almafuerte, de Ricardo Iorio. Luego de que cada banda tocara su set, finalmente se juntaba Civile, Zamarbide, Rowek y Roldan en el bajo, para hacer los clásicos de aquellos años. El éxito fue tal que se trasladó a varias provincias. Al presenciar ese show, estaba clara la alegria de Osvaldo al volver a tocar esos himnos. Si bien con Horcas daba un show impecable, al subir con V8 estaba realmente prendido fuego. Según allegados de aquellos años, esta banda era como su propio Led Zeppelin. Inclusive por esos meses abandonó cualquier tipo de vicio para estar al máximo y disfrutar a pleno cada momento. Del mismo quedó un registro, el disco en vivo «V8 – Homenaje».

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La reunión de V8, junto Roberto Avalos, de La Cripta
Momento bisagra

Horcas recupera el merecido reconocimiento a nivel nacional y aumenta notablemente su convocatoria. Termina de componer lo que sería el tercer álbum, «Vence», con gran participación en la composición de Christian Bertoncelli. De 14 temas, 11 tienen letra y melodía de ex vocalista. Pero este por motivos personales debe abandonar el barco, con viaje al exterior incluido, y los mismos son grabados por la nueva voz, proveniente de la banda Jeriko: Walter Meza.

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Civile y la formación de Vence

El éxito es rotundo, y comienza a encontrar su techo a nivel convocatoria y popularidad. Les llegan las presentaciones con Stratovarius, Exodus, Angra, Criminal y Pantera. En todas ellas jugando como local, y siendo muy ovacionados. El maestro está felíz. Esto lleva a su banda a encabezar el mítico Metal Rock Festival 2, junto a bandas del calibre de Nepal, Imperio, Alakran, Nativo, Lethal, Sauron, entre otras. La experiencia también se repite en otros puntos del país, y siempre Osvaldo es la figura gravitante. Todo el público se quedaba hasta el cierre para ver a Civile y los suyos, y ante un simple levantamiento de su brazo, la gente enloquecía y la ovación era ensordecedora.

Un artista «eterno»

El envión anímico los lleva a entrar a grabar el cuarto disco, «Eternos», en enero de 1999. La expectaiva era grande, la banda comenzaba a adelantar algunos temas en sus presentaciones en vivo. El sábado 24 de abril de 1999 tocan en El Duende, y nadie se esperaba que esta fuera la última presentación en vivo del nuestro héroe de la guitarra. Antes de que el disco saliera a la calle, Osvaldo es encontrado muerto en su departamento con un disparo de escopeta en el pecho. Si bien en un comienzo se habló de suicidio, el hecho fue caratulado como «muerte de etiología dudosa», ya que no había indicio de pólvora en sus manos, y nada hacía preveer que pudiera tomar esa decisión. Mientras circulan varias versiones, aun al día de hoy, 25 años después, la «Justicia» no se ha expedido.

Tal vez por una cuestión premonitoria, días antes la recordada Revista Epopeya publicó una sesión de fotos de Osvaldo jugando una partida de naipes con la parca. Finalmente parecía salir triunfante. Y si bien ya no está entre nosotros, y se lo extraña, vaya que lo fue. A un cuarto de siglo de su injusta partida, su legado está mas presente que nunca y no para de crecer. No solo por los cientos de artistas de la escena nacional que lo levantan como bandera e influencia. Agrupaciones como Horcas, Reinará la Tempestad o el Tributo a v8 convocan a cientos de metaleros cada fin de semana. Allí con sus ex compañeros laten sus canciones, que es donde depositó su alma, y el público las celebra y canta mirando al cielo, agradeciendo a Osvaldo Civile por ese fuego eterno.


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Agustin Di Mauro

Licenciado en Ciencias de la Información (UNC), especializado en medios gráficos y digitales. Redactor y editor de Vientos de Poder desde 2012. Melómano apasionado del Metal. ¡Más Judas Priest, menos Poison!

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