Rhapsody of Fire hizo explotar épicamente el Teatrito
Crónica del show brindado por la gran banda italiana de Power Metal Sinfónico
Eran las 19 horas y yo ya estaba llegando a la intersección de Sarmiento y Callao. Desde la esquina, ya se podía ver una fila que se extendía por una cuadra y media. Todos estábamos ansiosos por el regreso de Rhapsody of Fire. Siendo ya las 19:23, estaba dentro de un Teatrito que estaba casi lleno. Podíamos escuchar que detrás del telón se preparaba la primera de las bandas.
Metal Crucifier
Cinco minutos después de la entrada, resonó el primer doble bombo de la noche, con un sonido potente de cuero y acero. Los Metal Crucifier de Lima, Perú, cautivaron la atención de todos en cuestión de segundos con su propuesta de Heavy Clásico. Con una voz distorsionada y notas altas, y un doble ataque de guitarras al estilo de los ‘80, la banda demostró su energía y su nivel musical excepcional, dejando una excelente presencia en el escenario.
Durante su actuación, tocaron canciones de su primer álbum homónimo, como «El abominable» y «Metal Crucifier», así como un tema de su trabajo más reciente, «Bringer Of Death». Dejaron el escenario entre aplausos y una foto con la gente. Nuevamente se vuelve a cerrar el telón y ya se palpita la ansiedad. Hay necesidad de corear himnos al heroísmo y al acero, pero faltaba otra banda invitada.
Arpeghy
A las 20:15 con una intro de teclados, empieza a sonar Arpeghy. Con un estilo de Heavy Metal más inclinado al Hard Rock con tintes neoclásicos, más que nada en sus solos. Tocaron varias canciones de su trabajo más reciente «Arpeghy 3», como «Un round más», «Laberinto» y «Hechizo gitano». Además, tocaron canciones como «No sé vivir» de su primer álbum «Mi camino». A pesar de algunos desperfectos técnicos, demostraron buen humor, mucha actitud y gran destreza al tocar en el escenario.
Rhapsody of Fire
La ansiedad de todos comienza a manifestarse con los típicos cánticos de los recitales. Además, se escucha cómo la banda prueba el sonido. Después de 15 minutos de tensión, exactamente a las 21:30, se escucha la voz de Sir Christopher Lee diciendo: «It was a good time for all creatures of the Earth…». Comienza la icónica introducción de «The Dark Secrets», la canción de apertura del legendario álbum de 2004 «Symphony of Enchanted Lands II». La ovación es total.
Automáticamente, la inconfundible melodía de «Unholy Warcry» suena en las manos de Alex Staropoli, miembro original de Rhapsody, mientras alza una garra al aire. Acompañado por una banda de músicos realmente excelentes: Roberto Demicheli en la guitarra (ex-Thundercross, predecesora de Rhapsody en los años ’90), Giacomo Voli en voz (quien se unió a la banda en 2016 y destaca con su increíble rango vocal), Alessandro Sala en el bajo y Paolo Marchesitch en la batería (ambos ex-Sinestesia). Increíble interpretación del clásico, y el show continúa con «I’ll be your hero» del primer álbum de esta formación, «The Eighth Mountain».
Luego suena otro de los temas de este mismo álbum, a puro teclado y doble bombo: «Chains of Destiny». Se hace una pequeña pausa y Giacomo habla un poco con el público anunciando el siguiente clásico: «Ride, Die, Sacrifice!». Todos coreamos cada acorde de «The March of the Swordmaster», un clásico infinito del mágico «Power of the Dragonflame» del 2002. Continuaron con «The Legend Goes On» y «March Against the Tyrant”. Siguieron con la épica «A New Saga Begins», el bonus track de «The Triumph or Agony» del 2006 y llegó el momento de uno de los últimos trabajos de la banda, «Challenge the Wind», el sencillo de su próximo álbum que se lanzará el 31 de mayo de este año. Le sigue «Rain of Fury», uno de los favoritos del público de esta nueva formación.
Es un momento muy emotivo cuando llega el homenaje al señor Christopher Lee, quien participó en múltiples ocasiones con Rhapsody a lo largo de la historia, incluyendo el tema «The Magic of the Wizards Dream» de «Symphony of the Enchanted Lands II». Todos cantamos cada palabra del verso del gran maestro como si estuviéramos haciendo un dúo con Giacomo. Un momento increíble y conmovedor.
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Ni siquiera hace falta introducción para la canción que siguió a toda velocidad, que fue «Dawn of Victory». Uno de los más grandes clásicos de la agrupación del ya mítico disco homónimo. Una vez más, saltamos y cantamos el majestuoso himno de la victoria. La banda deja el escenario durante dos minutos y todo el lugar queda en oscuridad.
Todos sabemos que van a volver. Entre nosotros, nos comentamos algunas de las canciones que faltan y se empieza a escuchar un teclado lejano y las palabras que todo fan de Rhapsody se aprendió hace tiempo: «Liber Scriptus, Liber Proferetur, in Quo Totum Continetur». Y explota el riff de «Reign of Terror» (de su álbum «Frozen tears of The angels» de 2010), personalmente, uno de mis temas favoritos de Rhapsody of Fire y uno de los más desafiantes vocalmente. Me sorprendió realmente la habilidad de Giacomo, quien fue ovacionado por todo el recinto, mientras le pide al público que grite con él la siguiente frase: «Holy dragons! Holy dragons!». Todos ahí sabemos que es el momento de «The Wisdom of the Kings» del primer «Symphony of Enchanted Lands» de 1998.
El Teatrito explota a gritos. Todos vociferando cada palabra del tema, coreando cada nota, cada solo y pasaje de la canción. El único tema del primer trabajo de la banda («Legendary Tales» de 1997) que sonó esa noche fue «Land of Immortals», otro clásico indiscutido y conocido por todos los fans. Increíble el solo compartido entre Alex y Roberto. Entre aplausos y festejos llega el tema que todos sabíamos que venía, porque no puede faltar en ningún show de ningún Rhapsody of Fire, ya que engloba el sentimiento por la fantasía y el Power Metal: «Por el rey, por la tierra, por las montañas, por los verdes valles donde los dragones vuelan…«. «Emerald Sword» arremete y todos gritamos juntos una última vez esa noche, mientras la banda se despide prometiendo volver pronto. Una demostración de cómo se toca y se siente el Power Metal.
Crónica: Luca Naveira
Fotografía: Walter Salinardi
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Un genio el cronista
Navegando por redes me encontré con esta crónica; muy buena, me llevó al día del evento, sin haber estado ahí.
Salutes!